Wálter Barron Achá, artista sucrense, formado profesionalmente en esa ciudad, pero llegó a consagrarse en la ciudad de La Paz, plasmando sus ideas en el arte sacro que por cierto una especialización complicada para este tiempo, aún más si se trata de mostrar la fe, la cual profesó hasta su muerte.
Es muy posible no entender a este tipo de pintores que expresan murales en las iglesias, sin embargo Walter, fue un plástico completo y de repente se enfermó de cáncer y partió a la otra vida. Tuve la oportunidad de conocerlo, sencillo y siempre con el pensamiento de poder hacer algo por la gente y sus pinturas.
Cada pintura, expresa su dedicación y maestría de su mano y pensamiento, sin embargo la más larga en tiempo fue de la iglesia de Patacamaya, donde pudo hacer 600 metros cuadrados, virtualmente pinto todo el interior de la iglesia nueva ubicada en plena plaza central de la población.
Muchos sacerdotes lo conocieron al artista, que siempre estuvo con la mano en el pincel para crear nuevas obras, especialmente murales, aunque también se decido a obras privadas que actualmente se encuentran casa particulares, como dice su esposa Elisa Lanza, quien también es una famosa pintora y docente de Bellas Artes de la Universidad Mayor de San Andrés.
“El arte religioso es demostrativo”, dijo en su momento este excepcional plástico, que se metió de lleno a la fe católica para pintar murales que de por sí expresan la técnica de este sutil artista, se involucró tanto que llegado el momento estaba convencido de que sus obras eran angelicales (y no era un comentario irreal, pues sus obras tienen mucha fuerza espiritual) al igual que las del famoso pintor italiano Miguel Ángel, que plasmó la Capilla Sixtina, ambos vivieron su obra y fueron parte de esa fe, investigaron para llegar a las grandes obras que hoy tienen, en el caso de Barrón sucedió lo mismo comenzó a plasmando sus ideas de su creencia y llegar de esta manera a las personas con murales muy fuertes en cuanto se refiere a la simbología que utiliza el catolicismo.
VIVÍA EL ARTE
Walter, tenía una fe férrea, meditaba o lloraba cuando realizaba sus obras en las iglesias e incluso ambientaba su labor con música adecuada a la obras que pintaba en las iglesias, que cuando se las ve conmueven y llegan al alma, consiguiendo el objetivo de llegar al corazón de la gente, al margen de enviar fuertes mensajes de divinidad y evangelización.
La habilidad para hacer realismo lo hace un artista tan peculiar, además dominaba muy bien biología, expresaba rostros con gestos, manos, figuras en movimiento, ángeles y le salían perfectos, estaba muy dedicado a este tipo de arte al que pocos pintores se dedican.
MURALES EN IGLESIAS
Las obras más importantes de este pintor están en la iglesia de Patacamaya con un mural de 600 metros cuadrados, es la obra más grande de Barrón, Iglesia Amor de Dios, nombre del mismo barrio, Iglesia Pablo de la Cruz en Bella Vista, Santa Rita, María Reina, Iglesia de la Exaltación de Obrajes, Flor del Carmelo de la Tejada Sorzano, en María Auxiliadora pintó el fondo del altar mayor, además de un cuadro. Luego tiene lienzos de la Divina Misericordia en varias parroquias de La Paz y Cochabamba. “El brote de la oración” en el Museo de Charcas de Sucre, pintó cuando tenía 19 años.
DEDICADO AL ARTE SACRO
A diferencias de muchos artistas con distintos estilos y tendencias, Barrón tuvo la virtud de ser el único artista que se dedicó al arte sacro, siendo uno los pocos, sino el único dedicado a este tipo de arte, sin embargo, existen artistas que también pintan por encargo, pero muy circunstancialmente.
Este artista sucrense, fue único, ya que pintaba cuadros para coleccionistas al margen de dedicarse al arte sacro en las iglesias. Falleció hace dos años en la ciudad de La Paz, pero dejó todo un legado de arte sacro con nuevas concepciones y visiones realistas en sus murales.
El gran dilema de Barrón, era que cuando se le pedía algún fresco de sus obras no las tenía a la mano, pues en muchos casos tuvo que recurrir o dar referencia de sus obras en las iglesias o colecciones privadas. Entonces los benefactores tuvieron que recorrer de manera obligada las iglesias, donde estaban las obras de este connotado pintor, que pese a su muerte mantiene vigente sus murales, nada menos cierto cuando dijo en su momento “Estoy dejando arte para la gente que viene”.
Gran parte de sus obras están en La Paz, interior del país y en Guayaquil-Ecuador, un mural en la Iglesia de la Virgen de la Nueva Esperanza, recuerda su hijo Angelus Barrón, que sigue el legado de su padre y dedicado a la pintura y diseño gráfico. Maricarmen Barrón, hijas menor aún estudia en el colegio. In Extenso, julio-2017 (ad).