Comercio sexual, alojamientos, comideras y chóferes, se convierten en el problema mayor para autoridades del municipio y policía, debido al incumplimiento de bioseguridad contra el coronavirus. A eso se suma la desobediencia de ciudadanos.
Las meretrices como se las conoce hacen una combinola con las residenciales y alojamientos que abundan en el barrio 12 de octubre y la Ceja, permitiendo el ingreso de parejas a beber dentro las habitaciones y las veces de un prostíbulo, en medio de falta de higiene.
Estas residenciales y alojamientos se ha convertidos en un dolor de cabeza, ya que no registran a los circunstanciales clientes, que «Por lo general son parejas o caso contrario los hombres ingresan con prostitutas y claro esas residenciales son sucias cobran entre 30. 40 bolivianos por pareja, ahora entran por la tarde más que todo y si son las chicas, se quedan a dormir y por la mañana salen», afirma don Fermín Ch., dedicado a un ferretería y rodeado de Alojamiento y bares que también funcionan en la clandestinidad.
El municipio, mediante Dorian Ulloa de seguridad del municipio alteño, dijo que esta prohibido el trabajo del comercio sexual, porque no existe un distanciamiento social y que eso pone en peligro a las personas que utilizan estos servicios.
COMIDERAS
El otro gran problema, son la comideras al aire libres y donde los comensales acuden de manera masiva y las vendedoras efectivamente tienen barbijo y no salen del mismo durante días, quizás semanas.
La falta de higiene en el el manejo de alimentos, lavado de platos en una sola agua, el polvo, diésel en el aire exponen la salud de sus habitantes.
Finalmente los chóferes que siguen desobedeciendo, ahora salen los ilegales 5.00 de la mañana hasta las 8.00 horas, tiempo en el cual vulneran las medidas de bioseguridad con la complicidad de los alteños. rc/kd (panbolivia.com) El Alto.