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Inextenso (panbolivia.net-WordPress).- Los Andes y América, ya había antes que llegaran los españoles, portugueses y otros, con una sociedad por demás avanzada y adelantada en varios rubros, desde arquitectura, dominio del metal, agricultura en base a una disciplina social y religiosa.
Journals, referencia a un relato peruano y donde encuentra las minas más antiguas y claro mucha o algunas podrían ser tiwanacotas, ya que para ese tiempo no había Bolivia y Perú y Menos Alto Perú.
El texto describe que las «Las primeras tropas en cruzar el Collao, fueron las de Almagro que se dirigieron hacia Chile, en 1535, donde esperaban encontrar minas y más oro.
Durante este viaje, el Adelantado fue acompañado por el sumo sacerdote del Tawantinsuyu, el Willaq Umu, quien antes de llegar a tierras de Chile, regresó al Cuzco a engrosar el ejército sublevado de Manqu. Formaba también parte de la comitiva el Inca Pawllu, medio hermano de Manqu, casado con una aclla del Titicaca, lo que dejaba sospechar cierto poder sobre las poblaciones del Collasuyu. Este viaje y sus peripecias habían sido planificados por el sumo sacerdote con bastante anterioridad, como lo cuenta Betanzos:
Sus participantes tenían orden de no enseñar las minas de la comarca, y así fue. En el viaje, se incorporó a este grupo el gobernador del Collasuyu y sumo sacerdote del templo del Sol del Titicaca, es decir el mayor funcionario inca del cuarto sur del imperio, Apu Challku Yupanki. Todos los planes ideados por el Willaq Umu se cumplieron y las minas del Collasuyu, tanto las de plata como las de oro, no se entregaron. Solo en Copiapó fueron dados a los españoles más de doscientos mil ducados en tejos de oro (Dunbar Temple, 1939: 207).
En 1537, Manqu que se había levantado estaba prácticamente vencido. Sin embargo, las rivalidades entre Pizarro y Almagro se habían agudizado. Es solo poco antes del enfrentamiento de las Salinas (6 de abril de 1538), que vio la derrota de los almagristas, que Pawllu —que había sido coronado Inca por los españoles en julio de 15372—, prometió ofrecer al Adelantado todo el oro que necesitaba para vencer a su rival, argumentando que: ya sabes que hasta aquí no te he dado ni prometido cosa, porque no tenía los camayos de oro, é agora que tengo los de mi padre é de mi hermano, te los puede dar; e te mostraré minas de oro é plata, donde saques más que todo lo que te han dado é yo te daré. E deste juramento, besando la tierra en confirmación de su promesa; é quedo concertado (Fernández de Oviedo [¿1851-1855 [1549]?], XLVII, vol. 7: 193).
Era el secreto de los Incas y las minas que heredaron de los tiwanacotas, que es muy probable, ya que los Incas se conformaron en base a la sociedad de los tiwanacotas y el legado de las minas de oro del Collasuyu les fueron dejadas.
Y aqui viene los interesante del relato encontrado «Puede ser que, a partir de una fecha tan temprana como 1534, en la fase exploratoria que precedió el viaje de Almagro, las minas de Chuquiabo (La Paz era la región, no era la ciudad de La Paz), de donde procedía el primer oro que se entregó a Pizarro, estuviesen ya explotadas por los españoles (Jímenez de la Espada, vol. I, 1965 [1573]: 342-349) puesto que se procedió aquel mismo año al primer reparto de encomiendas.
Agrega que «No tenemos, por el momento, datos que permitan pensar que las minas de oro del Inca en el Collao fueron tapiadas para sustraerlas a la codicia de los españoles. Al contrario sabemos que en Vilcabamba: se tenía noticia de un cerro… que esta detrás de la cordillera de chuquitarpo que es de 4 leguas de camino del cerro de guamani donde se tiene noticia estan tres vetas de metal de oro que algunos indios viejos dan por señas aver sido labrado y mando tapiar y enlosar porque no se sepa dellas (AGI, Lima 32).
Del viaje exploratorio de los dos españoles al Collasuyu, Sancho de la Hoz dejó una muy interesante descripción que permite entender algunas de las técnicas practicadas en aquellas minas, referentes a la explotación del oro, en la época prehispánica:
Las ricas minas de aquella provincia del Collao están más allá de este lago que se llama Chuchiabo (región actual La Paz). Están las minas en la caja de un río a la mitad de la altura, hechas a modo de cuevas, a cuya boca entran a escarbar la tierra y la escarban con cuernos de ciervo y la sacan fuera con ciertos cueros cosidos en forma de sacos o de odres de pieles de oveja… El modo que lavan es que sacan del mismo río una… de agua y en la orilla tienen puestas ciertas losas muy lisas, sobre las cuales echan la tierra y echada sacan por una canaleja el agua de la… que viene a caer encima y el agua se lleva poco a poco la tierra, y se queda el oro en las mismas losas y de esta suerte la recogen. Las minas entran mucho dentro de la tierra, unas diez brazas, y otras veinte: y la mina mayor que se llama de Guarnacabo entra cuarenta brazas.
No tiene luz ninguna, ni más anchura que para que pueda entrar una persona agachada, y hasta que este no sale no puede entrar ningún otro. Las gentes que aquí sacan oro podrán ser hasta cincuenta entre hombres y mujeres, y estos son de toda esta tierra, de un cacique veinte, y de otro cincuenta, y de otro treinta; y de otros más o menos, según que tienen, y lo sacan para el señor principal…
Hay otras minas adelante de estas, y otras hay esparcidas por toda la tierra a manera de pozos profundos, como de la altura de un hombre, en cuanto puede el de abajo dar la tierra al de arriba; y cuando los cavan tanto que ya el de arriba no puede alcanzarla, lo dejan así y se van a hacer otros pozos (Sancho de la Hoz, 1986 [1534]: 331).
Sancho de la Hoz constató que, antes de la llegada de los españoles a Chuquiabo, las minas estaban trabajadas por mineros vigilados por funcionarios incaicos, «los veedores», que en este caso habían sido puestos por el Inca Huayna Capac.
Esta situación se repetía al parecer en otras minas. Ya que como lo dice explícitamente la Información de Carabuco que nos informa sobre las minas de Carabaya (o Carabuco): no saben el oro que sacaban [los mitimaes] porque en cada parte había un inga, criado o mayordomo del que gobernaba, que recibía todo el oro que sacaban los dichos mitmas (Información sobre las minas de Carabuco y que esta sería una de las mimas de los tiwanacotas, antes de los Incas), in: Jímenez de la Espada, 1965, T. II: 68).
En Chuquiabo, se trataba de unos 50 mineros provenientes de diversos cacicazgos y la totalidad de la extracción del oro se hallaba bajo el control de aquel funcionario del Inca. Si en Chuquiabo este veedor era un familiar de Huayna Capac, en las minas de Carabaya el control se ejerció con toda probabilidad mediante otro funcionario que pertenecía, esta vez, a la parentela de Tupac Yupanqui, puesto que la familia de este Inca siguió controlando estas minas hasta 1575.
Este mismo año, Sayri Tupac, descendiente de Tupac Yupanqui, decía que efectivamente poseía «cuatro mil quinientos indios en las minas del Kollasuyu en los pueblos de Quipa, Asangaro y Asillo, y los indios de Carabaya y sus minas de oro», además de otras minas en Vilcabamba (Rostworowski, 1962: 130-164; Berthelot, 1977: 33; Bouysse-Cassagne, 2005; 2008).
(Mario Daza Castellón) Junio de 2022.