IN EXTENSO (Por: Gerardo Ichuta I.).- Durante esta época del año, es usual ser testigo de diversas actividades, promovidas por la fe católica. que se realizan con solemnidad y no es para menos pues se trata de celebrar la resurrección del Salvador de la Humanidad. Es el momento propicio para para poder admirar los monumentales templos y las capillas y conventos que son parte de la arquitectura religiosa que muchas veces se conservan muy bien a pesar de que algunas se erigieron hace ya varios siglos. Además de estas construcciones es posible admirar otro arte que es fugaz, pero importante también
El arte efímero y sus elementos formales
Uno de los componentes de este arte, lo constituyen las fiestas religiosas, ya sean con la inclusión de escenificaciones, procesiones, peregrinaciones y misas solemnes entre otras actividades solemnes. Teresa Gisbert, en su libro La fiesta en el Tiempo, define a la arquitectura efímera como aquellos elementos formales se usaron (y aún se usan) para realzar y enmarcar las fiestas y son construidas para durar escaso tiempo.
Altares y Arcos
De los elementos formales, quizá los más soberbios, por sus dimensiones, fueron los altares. Construidos en piezas y listones de madera, eran ubicadas en las cuatro esquinas de ellas plazas principales de las localidades. Por la prolijidad con los que se adornaban eran dignos de admiración; retablos, columnas, espejos, cintas, banderas entre otros eran acomodados con mucho cuidado. Los encargados de promover la construcción de estas obras artísticas eran los altareros que era un cargo menor de las fiestas. Al pie de estos altares descansaba por breves instantes, las imágenes religiosas en su trayecto por la plaza durante las procesiones. Aunque, actualmente, cayeron en el olvido en varios lugares, los altares, aún se continúan construyendo en algunas poblaciones, aunque de manera más mesurada. Los altares de la ciudad de Cusco y los distritos de San Jerónimo y San Sebastián son los más representativos por seguir conservando el estilo tradicional en el sur peruano. En Bolivia tuve la oportunidad de admirar los imponentes altares del pueblo paceño de Aygachi con motivo de la fiesta de Corpus Cristi que rememoran a los altares de antaño de la ciudad de Oruro, hoy ya desaparecidos.
No menos llamativos, son los arcos, construidos con troncos de madera y engalanados con textiles andinos y platería. Aunque también se erigían para dar la bienvenida a personalidades y autoridades importantes, de igual manera se los podía ver durante las fiestas religiosas. Algunos se encontraban empotrados a las portadas de los templos y otros levantados en los atrios. Probablemente la platería que ostentaban se constituía en una dádiva de parte del mayordomo hacia la imagen religiosa venerada y hacía su ingreso el día de la víspera con mucha algarabía. Los arcos, más conocidos son los que se arman con motivo de la fiesta de la Virgen del Socavón en Oruro; otro muy famoso es el conocido como muñi de la población de Viacha para la fiesta de la Virgen de Letanías y cabe mencionar el arco y la wayllaca de la fiesta de San Sebastián de Yaco, La Paz.
Carros triunfales y cargamentos
A pesar de estar retratados en varios cuadros coloniales del área andina, los carros triunfales desaparecieron de las fiestas; en ellos se representaba, por ejemplo: el triunfo de la Eucaristía. Actualmente se suele realizar el ingreso de automóviles cubiertos de platería, textiles y muñecos; aunque parece aludir a los otrora carruajes de madera de los carros triunfales por su aire alegórico y festivo, su origen es otro, ya que son la adaptación contemporánea de la entrada de cargamentos, realizado antiguamente, a lomo de acémilas. Los khaperos, khapiris o víspereros eran los encargados de este acontecimiento y traían sobre el lomo de las bestias de carga, obsequios para el Santo, tales como cirios platería, textiles y leña entre otros.
Andas y Castillos
Las andas, aquellas estructuras destinadas a servir de pedestal de las imágenes religiosas, suelen ser extremadamente pesadas –las más antiguas- por la calidad de la madera en las que están elaboradas, presentando talladuras muy hermosas. Sobre las andas se suele desplegar toda la creatividad para ornamentar el sitio que acogerá al santo patrón. Entre las andas más ininteresantes que vi, está. una de Huayucachi Junín para el Niño Jesús, con muchos niveles y otra en Achacachi con la forma de una balsa de totora, para San Pedro.
Construidos en cañas y carrizos flexibles, los castillos se asemejan, un poco, a los andamios de albañilería. Frágiles estructuras cargadas de cohetes que explotan emitiendo luces de variados colores, dando un espectáculo nocturno singular. Sin duda alguna, los castillos armados en Perú, son los más majestuosos, aunque en Bolivia pude ver uno en la fiesta del Niño San Salvador en el pueblo de Jesús de Machaca, admirable, por cierto.
Para ulminar es necesario mencionar la vieja costumbre de colgar tapices y cuadros en los balcones para dar un aire festivo a los acontecimientos y esto lo pude ver en el pueblo de Paucartambo, Cusco. Actualmente se acostumbra extender una soga atravesando la calzada de las calles y sobre ella se tienden aguayos; pienso que esta tradición proviene de la exhibición de tapices pues arcos, no lo son. Además, existen las ramadas y las pucaras que son una mezcla de arcos y altares. Bolivia/CULTURA/CAMINANTE/ PAN Noticias/ gerard.ichu@gmail.com.