In extenso (panbolivia.com).- El encendido de velas en el mundo entero se han convertido una forma de expresar la fe y otras situaciones que bien pueden ser para la ceremonia del matrimonio, bautismo, primera comunión y otros que están relacionados con la religión católica, profetizada por la mayoría de los bolivianos.
Sin embargo es muy poco común observar que se encienda velas en los calvarios, eso quiere decir en lo alto del cerro, pues es el caso del Calvario de Copacabana, ubicado en el sector del Lago Titicaca de Bolivia, pese a que la misma iglesia tiene su propio velatorio.
Los peregrinos de todo tipo de nacionalidad llegan a esta población, casi fronteriza con el Perú, siguiendo una tradición que se repite cada año, casi de manera cíclica, pues la gente retorna y al parecer sus motivaciones son religiosas, pero también de exigencias a la Virgen de Copacabana o quizás sea mejor decirle la Virgen de Los Andes Americanos.
Pero la visita no estaría completa si los peregrinos no suben al calvario, que virtualmente esta la frente de la iglesia y colindante con el mismo lago. El lugar es visitado y se sube a campo traviesa con paradas obligadas de oxigenación.
En la medida que uno sube se puede observar la inmensidad de Lago Titicaca que en su momento habitaron los tiwanacotas, quechuas, aymaras y otras culturas como afirman los antropólogos.
El Lago es un enigma, ya que oculta muchas situaciones que ocurrieron en la región, pero que al final quedó bajo las aguas.
Llegando al Calvario, las vistas panorámicas hacia el Lago contradicen los criterios religiosos, sin embargo la mayoría de los visitantes consideran que el panorama del lago es fantástico, pero que el mismo pasa a un segundo plano, debido a que la devoción los trajo a esa altura del cerro o Calvario si usted prefiere.
K´ONCHAS
En la punta del Calvario de Copacabana, existen “K´onchas” de piedra –cubiertas- para prender las velas como una reverencia y respeto a los familiares que ya no están entre nosotros y por otros que no pudieron venir al lugar y rezan hasta que se consuma el pábilo, pero fuera de ser espiritual más parece un rito a la ausencia de alguien y es algo si como que se complementa el vacío al encender una o más velas.
Del lugar es lo más rescatable, ya que hay un comercio e inventos de otros aspectos que fuera de ser religioso es más el negocio de algunos habitantes de la región, que nada tiene que ver con la religión.
Normalmente son familias enteras que hacen ese rito de prender unas velas en el tiempo de visitas y disfrutar las vistas panorámicas espectaculares del Lago Titicaca y del pueblo.
Para los turistas que se animen ir por estas rutas, las mismas son gratuitas y un excelente lugar para sacarse fotografías por los paisajes hermosos en la región y cuanto más sube al cerro el Lago Titicaca se ve más azulino por la profundidad de sus aguas, muy fácilmente tiene opciones de buenas vistas a los 360 grados. (rc/md).