IN EXTENSO/LA PAZ.-Hablar de resiliencia en La Paz es lo más común en los tiempos que corren, dado el crecimiento urbano y las características topográficas de la ciudad.
Queda claro que después de la riada de febrero de 2002, el municipio no volvería a ser el mismo, había que tomar medidas y gestionar los riesgos para mitigarlos.
En la gestión se dio un mayor énfasis al concepto de resiliencia, esa capacidad de adaptarse a innumerables adversidades con valentía, decisión, capacidad técnica y profesional para resolver las emergencias. Las extraordinarias lluvias de febrero y marzo de este año pusieron a prueba esa capacidad de resiliencia a niveles insospechados.
Precisamente, el secretario Municipal de Resiliencia y Gestión de Vulnerabilidades (SMRGV), Juan Pablo Palma, describe el trabajo de su equipo, que toma como base este concepto y el sentido que adquiere el Plan “De la Tormenta a la Esperanza” que encara en la actualidad el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz.
“De la Tormenta a la Esperanza es el resumen de empezar a construir resiliencia en la ciudad, en la ciudadanía, en las instituciones, y el trabajo es permanente, es diario, más de 120 puntos que se han intervenido en cuencas como la de Achumani, con el mantenimiento de los lechos de río, limpieza, retiro de material, reparaciones, reconstrucciones, también acompañados de procesos de fiscalización predial”, señala Palma a manera de ejemplificar el trabajo que se realiza en la actualidad después del periodo de lluvias y de cara a la próxima época de precipitaciones pluviales.
Desde esta perspectiva, ¿cómo se entiende la resiliencia y la gestión de riesgos en La Paz? Por un lado, a través de la capacidad de adaptarse a las emergencias que se presentan y encarar los trabajos necesarios para reconstruir lo dañado. Y, por otro lado, trabajar en materia de prevención con la construcción de obras que permitan mitigar riesgos futuros de deslizamientos de talud, caída de muros y otra serie de daños colaterales por efecto de las lluvias.
Para eso, la SMRGV cuenta con la Dirección de Resiliencia Municipal que dispone de dos unidades específicas en el Centro de Monitoreo de Crisis, que es único en el país. La primera es la Unidad del Sistema de Alerta Temprana que monitorea todos los ríos de la ciudad y los embovedados, además de los taludes cuyos desprendimientos pueden provocar deslizamientos. La otra es la Unidad de Proyectos de Infraestructuras Resilientes que, como bien menciona su nombre, se encarga de elaborar diseños de construcción para reparar, por ejemplo, canalizaciones, reconstruir bóvedas o construir nuevas obras tendientes a mitigar riesgos en el futuro.
“Por una parte, trabajamos con el monitoreo de la Unidad del Sistema de Alerta Temprana todo el año. Amenazas como, por ejemplo, las inundaciones en lluvia en este periodo, pero también el monitoreo de zonas que presentan algún problema relacionado principalmente con deslizamientos. El personal está durante todo el año realizando este tipo de tareas, tanto de monitoreo como estudios de ingeniería para realizar proyectos y obras de estabilización, como por ejemplo proyectos bastante grandes y bastante complejos desde el punto de vista de la ingeniería, como el de la estabilización del sector de Kantutani para la recuperación de la vía”, explica el director de Resiliencia Municipal, Durval Párraga
Este es el cimiento sobre el cual trabaja el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz para gestionar las crisis producto de los fenómenos climatológicos, adaptarse a las condiciones poco comunes de la ciudad y dar soluciones de ingeniería que permitan tener a la ciudad más segura y estable. PAN Noticias/amun.