#bolivia #lapamaravillosa #masacreharrington #dictadura #mecuidadtecuido
In extenso (panbolivia.com) 17 enero de 2021, La Paz.- A cuarenta años de la masacre en la calle Harrington, en el barrio de Sopocachi de La Paz, es evidente el legado de los ocho caídos durante la dictadura que refleja el ideal de no eliminar el pensamiento diferente como intentó hacer el gobierno de Evo Morales-García, durante 14 años e incluso adoctrinando en las escuela de ideas extranjeras a nuestra forma de vida, afirma Juan Carlos P. Pinto, vecino de la zona.
Pinto, estuvo durante la ceremonia de recuerdo de estos mártires de la democracia y que en su momento se opusieron a todo tipo de dictadura, sindical, política, doctrinal y pagaron cara su osadía al oponerse en un tiempo de la dictadura, aunque no muy lejos de la dictadura que impuso Morales. García y sus seguidores que aún pretende seguir vigentes.
FALLECIDOS
Jorge Baldivieso, Gonzalo Barrón, Artemio Camargo, Arcil Menacho, José Luis Suárez, Ricardo Navarro, José Reyes y Ramiro Velasco son los ocho militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) asesinados por paramilitares durante el régimen dictatorial de Luis García Meza.
«Mi familia tiene la casa a pocos metros de la casa donde victimaron a estos jóvenes que creían que podia mejorar la vida de los bolivianos seguramente. Tengo 60 años y recordamos el hecho como si hubieses sido ayer, porque de repente se escucho tiros dentro del domicilio y luego salieron los paramilitares y se fugaron, luego el gobierno de de García Meza le echo la culpa hasta el «perro» y estaba claramente fue ese gobierno que quiso deshacerse de este grupo, además que entiendo que eran intelectuales no eran terroristas como unos cuantos malos bolivianos que ayudaron al asesino Che Guevara, traicionando a Bolivia.
«Los bolivianos no debemos apoyar a este tipo de personas que eliminan porno estar de acuerdo con las ideas de los gobernantes, Eso quiso ocurrió con Evo Morales y García Linera, que intentaron eliminar a varios no masistas, les persiguieron, intimidaron con sus familias, amedrentaron, los metieron a la cárcel con o sin pruebas en realidad quisieron callarlos, por eso se lo sacó a Evo y sus correligionarios. Los bolivianos no debemos permitir este abuso sean estos políticos o no. Estos jóvenes que dieron su vida nos han demostrado que no se puede eliminar a la gente por tan solo pensar diferente», finalizó.
Andrés Zaratti de la comuna en la oportunidad se refirió en el homenaje a tres motivos por los cuales son vitales este tipo de actos. Primero, para recuperar la memoria de los hechos, como la época de la dictadura y enseñar a las nuevas generaciones la forma violenta cómo se quiso administrar el poder y “recordar el hecho de que esto es todavía una sombra que nos va acompañando a lo largo de la historia del país y nunca va acabar en esa lógica de eliminar al que piensa diferente e imponer formas violentas para imponer una visión”, sostuvo.
Como segundo punto, sostuvo es importante reflexionar, mirar la actualidad y el aporte a la sociedad de cada uno; además que quedan temas pendientes, como la impunidad ante estos hechos y se debe evitar que “los órganos de represión” regresen a esa mentalidad.
Tercero, la proyección al futuro y alcanzar sueños. “Ratificar que la lucha continúa, falta mucho que hacer, avanzamos en muchos temas, pero también retrocedimos en otras, depende de nosotros crear una sociedad más justa y equitativa”, destacó.
OFRENDA FLORAL
La herencia de los mártires es el recuerdo de sus vidas porque fueron grandes profesionales, jóvenes dirigentes y promisorios líderes para el país. Luis Suárez, sociólogo y pedagogo, tenía 38 años cuando fue asesinado.
Jorge Baldivieso era introvertido, muy comprometido con los rigores de la vida clandestina, ingeniero civil que ya en su época de dirigente universitario combatió el golpe banzerista; murió a los 34 años. Y el militar Menacho, el mayor de todos con 46 años, “siempre hacía bromas con la sonrisa en la faz”, recordó Juan del Granado.
Por su lado, Ramiro Velasco era un académico excepcional. A esa misma edad murió Navarro, un ingeniero y dirigente desde la universidad, el Flaco, como le decían era muy activo, un hombre que siempre estaba organizando.
Sobre José Reyes Carvajal, 40 años, el ex alcalde recuerda su porte solemne, su gran estatura y aspecto atlético, era policía, abogado y tenía una “gran capacidad de oratoria”; sobre Barrón, 31 años, comentó que era un arquitecto y brillante muralista que llevaba a las paredes las campañas.
Estos mártires son patrimonio de la nación, nos dejaron el legado de la lucha por la justicia y la democracia”, remarcó Hugo José Suárez en representación de los familiares de los desaparecidos en la masacre. Detalló que les contó a sus hijas adolescentes cómo a sus 10 años vio el “cuerpo destrozado” de su padre porque es una generación que no conoce “la tortura y miedo” de la época de las dictaduras.
En el acto conmemorativo también participaron representantes de la carrera de Historia de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Movimiento Mujeres Libertad y la presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, Amparo Carvajal.
HISTORIA
La masacre de la calle Harrington ocurrió el 15 de enero de 1981, cuando efectivos paramilitares de la dictadura de Luis García Meza Tejada torturaron y terminaron con la vida de 8 dirigentes del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), en la calle Harrington de la zona de Sopocachi de la ciudad de La Paz, Bolivia .
Este capítulo trágico y triste de la historia boliviana se hizo popular con La masacre de la calle Harrington, pero esta si fue una masacre y no como otras inventadas actualmente. Siendo estos ocho militantes asesinados brutalmente bajo la impunidad de los años de dictadura de la milicia.
Los jóvenes dejaron una de las semillas fundamentales para la democracia posterior y que hoy se llenan la boca algunos «políticos» y utilizan ese argumento para intentar someter a los bolivianos, ese fue el caso de la última década de gobierno. (rc/md)