#bolivia #lapazmaravillosa #loteadores #urbanismo #bbc #cnnenespañol #grd #tvplus #elexpreso “lasamericas #tvplusdos #mecuidastecuido
METRO CUADRADO (panbolivia.net-WordPress) enero de 2022, La Paz.- La geografía histórica, así como la historia y la sociología ambiental toman su importancia con propuestas que permiten dimensionar de manera interdisciplinaria la transformación del paisaje urbano paceño.
La sociología ambiental en palabras de Enrique Leff, «busca romper el cerco de la normalidad del hecho social y abrir la indagatoria hacia la construcción social, en el campo de lo posible del encuentro de la creatividad cultural con los límites y las potencialidades de la naturaleza.
La sociología ambiental es una sociología de la «ecologización» del mundo y del cambio global, sustentada por la racionalidad económica y tecnológica. Es la sociología de las ideologías emergentes en diferentes grupos sociales (de la resistencia al cambio, las acciones simulatorias y la responsabilidad humana más allá del interés corporativo y personal); es una sociología de la ética ambiental planetaria que rebasa las funciones de clase social en la estructura de la sociedad o en su dialéctica histórica.
Muchos estudios sobre ciudades como La Paz se basan en cómo la gente actúa con el ambiente que lo rodea y cómo éste se ve afectado por la intervención humana.
Pero no sólo de la ciudad sino del barrio y de los asentamientos que se toman como lugar objeto de estudio, para lograr captar las transformaciones propias del lugar, y cómo los actores presentes en la historia de estos lugares se apropian de él para su beneficio personal y no de su comunidad.
Pero estos elementos sólo son posibles en la medida en que se ponga el conjunto de las ciencias sociales en función, no como conocimientos elaborados en oficinas, sino como verdaderos encuentros analíticos.
El fenómeno de ocupación de tierras en la ciudad La Paz y sede de gobierno de Bolivia, es un asunto que ha estado ligado al desarrollo de la historia de la ciudad. La ampliación de la frontera urbana estuvo y está marcada por esta dinámica.
La toma y posesión de tierras en diferentes lugares de la ciudad, como los casos expuestos públicamente por el municipio, son algunos entre los varios casos de ocupaciones ilegales que se siguen presentando en la ciudad paceña, con mucha fuerza en las laderas, áreas verdes y algo peor sucede con los retiros de ríos que no la respetan y no la respetaron, y de manera especial sobre las áreas de laderas en las faldas de la cordillera y la cadena de cerros de la ciudad.
La responsabilidad del proceso de ocupación ilegal de tierras recae sobre los múltiples gobiernos municipales, que desde la década de los años ´70, no lograron un control eficiente en el uso del suelo y una planeación apropiada de la tierra urbana (aunque eso viene desde la fundación de la ciudad de La Paz).
Sectores poblados a metros del río Choqueyapo fueron poblados, o el caso de los asentamientos en las laderas, así como las tomas en zonas de ladera derrumbes, mientras que los ríos arrasan las casas, ya que los humanos invadieron su curso.
Además de que cada zona verde pretende ser habitada por construcciones “legales”.
Si bien han existido momentos de coyuntura para asentamientos ilegales, en 2022 se realizan desalojos, sin alternativa alguna para estos habitantes que viven en la incertidumbre de sus complejas condiciones de existencia en la ciudad.
El problema es que muchos gobiernos locales utilizan los medios para hacer creer a la comunidad y a la opinión pública, que los pobladores ocupantes son los únicos responsables de estos procesos ilegales de apropiación del suelo, hecho que por supuesto obedece a las falsas transparencias y a la manipulación de la opinión. En este sentido, la administración municipal parece despojarse de su responsabilidad como primera autoridad en el manejo del tema.
No se debe olvidar que muchos políticos aprovecharon las circunstancias de estos pobladores y los utilizaron en sus estrategias clientelistas, en todo tiempo y políticos inescrupulosos al igual que en la empresa pública manejada por el actual gobierno.
En buena medida la respuesta parte del hecho de que los mismos gobiernos locales y sus agentes institucionalizaron muchos de estos lugares como barrios de la ciudad con la dotación de servicios públicos, cobro de impuestos y, lo más complejo, titulación colectiva del terreno.
Uno de los puntos que los ocupantes alegan es que ellos pagan sus impuestos, así como los servicios públicos.
Es interesante evidenciar cómo el fenómeno de la ocupación ilegal de tierras se ha expandido, precisamente, durante los periodos de gobierno local, que como las alcaldías fueron logradas por el voto popular.
Los gobiernos de turno hasta el presente están comprometidos con este fenómeno, de modo particular, porque es ahí donde dicho fenómeno no sólo se institucionalizó sino que se expandió. Mantener una población necesitada resulta un potencial escenario para la búsqueda de votos.
El tratamiento que el gobierno le está dando a estos casos de ocupaciones es todavía muy confuso, muchos de los responsables a lo largo de las distintas administraciones municipales han sido ineficientes, situación que se extiende también al control del suelo y de las cuencas hidrográficas de la región y los límites de los municipios aledaños a La Paz.
Una ciudad que debería gozar de sus varios ríos, y a partir de esa configuración planear el proceso de desarrollo urbano, hizo todo lo contrario. Se asentaron al borde de los ríos y luego se acordaron que alguna vez existieron.
Se construye una ciudad que es ajena al ciudadano, aquellas de viaductos, centros comerciales con complejos multiservicios, hoteles y todo tipo de escenario de atracción para turistas e inversionistas, pero la ciudad del ciudadano de a pie, la del poblador urbano de barrio popular o de invasión es quien debe pagar el costo de esa otra ciudad no sólo con sus impuestos, sino también con la discriminación, exclusión y estigmatización que recibe de las autoridades y de algunos sectores conservadores de la comunidad.
Una ciudad paceña que tiene una topografía complicada, ya que hasta el 70% del terreno en La Paz es vulnerable por la cantidad de ríos atraviesan la ciudad entre algunos que se pueden ver y otros subterráneos.
Año tras año, el deslizamiento de tierras sepulta a barrios enteros en la ciudad de La Paz legales o ilegales, dejando a miles de personas en la calle.
La Paz, es una ciudad construida en una gigante hondonada y que da la impresión que los ríos podrían llevarse por delante toda construcción y donde los habitantes de barrios cercenan las laderas de las montañas.
Pero los derrumbes o deslizamientos tienen evidencias documentales de que al nacer la ciudad de La Paz en 1548 ya se registraban derrumbes. El primero se registra la historia es en JancoKala en 1517(hoy Tembladerani)
Esta claro los paceños aprendieron a vivir con esas características, es algo así como que los japoneses viven esperando algún terremoto.
La tierra paceña está surcada por 300 ríos que son culpables de deslizamientos, riadas, hundimientos, caídas de muros, paredes, casas y otros.
A eso hay que sumar la responsabilidad de los habitantes que toman predios, construyen sin respetar las normas y luego con presiones, consigue la legalización de sus planos, sus edificaciones, servicios y obras, confiando en qué no pasará nada.
Claro ejemplo son los barrios Metropolitana y Cervecería entre algunos. Sus vecinos no solo rechazaron la advertencia del municipio sobre el peligro de sus casas y que además no construyan y ocurrió todo lo contrario.
Las construcciones ilegales, por lo general, carecen de servicios básicos, entre ellos, el alcantarillado, como en la ciudad de El Alto o los municipios aledaños. Las aguas servidas se vierten en pozos sépticos, humedeciendo cada vez más el terreno, aunque esto evita la contaminación de los ríos.
Esas edificaciones, son levantadas por ciudadanos de diversos niveles sociales y económicos, no necesariamente son pobres, pero aparentan.
Se identificaron más de 30 zonas de riesgo, de las cuales, dos desaparecieron y años después fue reconstruido encima del desastre. La gente se niega a salir de esas zonas, porque esperan que las autoridades les paguen por sus casas.
La historia muestras que, en 1996, el barrio Cotahuma fue sepultado con sus habitantes dentro de las casas. Y, desde el 2009 se cayeron los barrios Retamani I, Retamani II, Huanu Huanuni y, otro tanto en Kupini y Valle de las Flores que fueron reconstruidos en los últimos años.
La Paz tiene pocos espacios para construir, excepto áreas verdes y ahora los arquitectos compran casas para destruir y construir edificios gigantes, optimizando algún terreno de 500 u 800 m2 o más, siendo una tendencia marcada para el futuro de la ciudad, aunque la zona sur va en esa dirección y dentro de poco será otra ciudad en la ciudad. (rc/bs/md). Metro Cuadrado, es un suplemento Especializado en Arquitectura, Construcción y Tecnología.