In extenso (PAN BOLIVIA) La Paz.- En la oficina de estadísticas del Hospital Obrero, nos anuncian que debemos retornar dentro de casi un mes para ser atendidos por el especialista, ya que durante ese tiempo había pacientes programados, luego pudimos verificar esta situación, pues el profesional médico atiende cada tres minutos y deriva por lo general a operaciones quirúrgicas, tan solo no estamos refiriendo a un solo consultorio de los tantos que existen y en diferentes especialidades, pues el panorama es dantesco y no es como en su momento algunas autoridades calificaron a este sector como “flojos” e intentaron incrementar en su momento la jornada a ocho horas, en una medida seguramente política, no siendo la solución.
Está demostrado que falta infraestructura y el personal en diferentes áreas tanto en hospitales de La Paz como en el todo el país, mejor ni comentar en los hospitales generales, donde hacen milagros para salvar vidas con los pocos recursos humanos que se tienen.
Si esto ocurre en el sistema de Seguro, en el Hospital de Clínicas ocurre algo peor y no es gratuito que tiene exactamente el mismo problema; falta de personal e infraestructura en diferentes áreas y esto no es cuento y tampoco dar la contra a alguien…es la triste realidad de la salud en el país, pues en teoría se puede decir todo, como normalmente lo hacen algunos políticos mediocres que pretenden seguramente ocultar lo visible.
Retornamos en el tiempo previsto, porque ya fuimos transferidos de los consultorios de la Manco Kapac al especialista del Hospital Obrero. Mientras esperábamos entre unas 30 personas, algunas desesperadas por ser atendidas aceleradamente, soportando el dolor personal, protestando de manera intolerante, sin respetar el tiempo del prójimo y menos del médico.
Advertimos que el médico junto a las enfermeras trataban de optimizar su tiempo, pues cada dos minutos ingresaba la gente al consultorio cinco, donde el médico cirujano Israel Feraudy, hace lo posible por cumplir ni siquiera con su horario, sino con el gran número de pacientes que tiene encima, muchos de los pacientes seguramente preferirían contar un galeno personal, situación que es imposible.
Derivados y con la orden de internación, tuvimos que consultar si había camas disponibles, pues luego nos enteramos que mucha gente ingresa a cama caliente, las mismas no descansan un segundo en el Hospital Obrero y olvídese en el Hospital General, donde las emergencias sobrepasan la imaginación y los médicos junto a sus residentes hacen milagros…sí esa es la palabra, no es ninguna exageración, porque pudimos observar, cuando el médico Freddy López junto a otros médicos jóvenes de Emergencia intentaban cubrir las exigencias de los pacientes que llegan a cada minuto.
INTERNADOS
Nos internaron en el Anexo de Cirugía, en la cama 255 que tenía una pata, apoyado en un ladrillo de seis huecos (este no es un tema del personal, sino administrativo de la Caja-cargos ejecutivos que son nombrados por el gobierno), con siete pacientes y seis salas cada una de ellas, que van desde fracturas en la cara, paciente transferido desde las minas de Potosí, golpes en las piernas, entre nosotros dos personas de la tercera edad, uno con 84 años y otro con algo más de 65 años, el primero con muchos problemas y muy poco por resolver y el segundo en la misma línea, pues los familiares no aceptan que a cierta edad el cuerpo del ser humano esta gastado y no responde en muchos casos a la medicinas. Tampoco comprenden que la medicina es probabilística y no como como las matemáticas exactas.
La residencia de los pacientes cambian en cuestión de horas, salen de quirófano, luego dados de alta, otros trasferidos a exámenes, el movimiento en la sala es constante, donde enfermeras en tres turnos (10) atienden las 24 horas junto a los manuales que son los de limpieza, expuestos a una serie de enfermedades, porque incluso se encargan de la chatas de orina y excremento de los pacientes y los baños higiénicos que es difícil mantener limpio, debido a que los mismos pacientes asegurados son descuidados y no respetan la higiene del otro.
Orlinda Choque, junto al médico residente Rodrigo Canaviri que busca especializarse en cirugía general (está pendiente de los casos las 24 horas), son los encargados de atender a los pacientes en la sala, pues los informes van y vienen, las enfermeras siguen las instructivas de los horarios medicamentosos, que son estrictos que van en el día, media noche madrugada, dependiendo del caso de cada paciente que entre ellos comentan “cuando ingresas a quirófano, nos deseamos suerte y éxito, en medio de un temor fundado a lo desconocido”.
Por las mañanas, vienen los médicos “dinosaurios o expertos”, expertos en diferentes casos que junto a estudiantes de medicina realizan su ronda y analizan caso por caso, unos para aprender y otros para dar soluciones precisas a cada caso particular de enfermedades, esta rutina es la más importante para el paciente, ya que es donde se decide el curso a seguir de una enfermedad, bien para sanarse, apalear la enfermedades o quizás ingresar a la recta final de la vida, cuando el cuerpo ya no tiene solución y esta es la parte más dolorosa para los familiares de cualquier paciente y bien lo saben desde el director hasta el cirujano internista Nataniel Claros, que es uno de los maestros de las quirúrgicas entre otros que hacen el máxime esfuerzo por salvar vidas en cuestión de horas y que llegado el momento tan solo estadísticas.
Echado en la camilla y en dirección a quirófano, podía observar el hacinamiento en los pasillos, salas, como taxis-camillas salían operados y otros esperaban la disposición del número de quirófano para ser operados. Ya en la mesa quirúrgica la actitud cambia de cualquier paciente, si no fuese por los profesionales que le dan tranquilidad y hacen su labor de manera eficiente y humanística.
Lo último que recuerdo es haber estado conversando con la encargada de la operación, que debo reconocer su profesionalidad junto a la anestesista en el lugar y más no recuerdo. Horas después a aparecí en sala de recuperación junto otras personas que estaban en la misma situación y me retornaron a la 255 junto a los compañeros de sala que me preguntaron ¿cómo estás… cómo estás? Minutos después recién me ubiqué, ya que estaba mareado. En cuestión de horas algunos pacientes no estaban, habían ingresados otros.
A partir de ahí son las enfermeras y médicos los encargados de controlar la recuperación y ministrar medicamentos, pero también la alimentación que es dirigida de manera personal, para tantos pacientes no pude averiguar cómo lo hacen.
Unos que se despiden de la sala, otros no quieren irse de la sala, porque le echaron cariño a su corta residencia en sala junto a pacientes trabajadores de diferentes sectores del país, con diferentes problemas de salud, algunos fueron operados otros no.
La última mañana estuvo el doctor Claros junto a la doctora Chambi, que al final decidieron darme por alta y así como ingresamos caminando de la misma manera salimos a validar la baja y no había cambiado el panorama en los ambientes estaba hacinado, filas para vigencia, filas para farmacia, filas para consultorio, filas para todo y es la única manera de organizarse en el Hospital Obrero como en otros nosocomios en el país, pues el personal hace lo que puede ante la exagerada demanda de los pacientes. Eso quiere decir que está sobregirado el número de pacientes para el poco personal y la reducida infraestructura que existe y otras limitaciones técnicas en los quirófanos, y que horas después de salir del centro se arruinaron algunos aparatos y suspendieron las intervenciones.
En la puerta de salida del Hospital del Obrero, observamos la otra realidad, el movimiento de las ambulancias, emergencias, otros que salen e ingresan a la capilla católica. Algo es cierto, el Hospital Obrero es todo un mundo aparte, donde los pacientes son los más impacientes y no hacen conciencia que en La Paz como en otros departamentos es necesario construir más hospitales, equipar, más médicos, enfermeras, manuales e insumos para solucionar y mejorar la atención a los bolivianos.
Los municipios, gobernaciones departamentales y el gobierno vigente son los responsables de esta situación. Asunto que va tan lento que en vez de tener un Seguro de Salud o atención en los hospitales generales para tranquilidad, se convierten en inseguro e incertidumbre entre los pacientes convertidos en impacientes porque las autoridades de la Caja Nacional de Seguro y el Ministerio de Salud, peor el gobierno actual no cumplen con su labor de crear nuevos centros de salud íntegros, siendo una prioridad real y no teórica.
Esta nota estuvo embargada durante tres años (marzo-2015) y para este 2018, la situación del Hospital Obrero y de la salud en general en Bolivia no cambió, seguimos en lo mismo y a las autoridades del gobierno no les interesa la salud de los bolivianos…(md/bs).