D´BOLEA.- Poca gente en el estadio de Guayaquil en relación a otros partidos, principalmente porque Ecuador estaba virtualmente eliminado de las posibilidades de ir al mundial. Bolivia se jugaba el final de sus aspiraciones en medio de una gran expectativa en el país. Ese día, el silencio era absoluto en las ciudades bolivianas, aguardando el encuentro y donde muchas empresas incluso colocaron televisores gigantes en las calles, para que la gente popular también observe el encuentro clave.
De esta manera refleja el hecho más importante del fútbol boliviano el libro de reciente edición y disponible para los lectores de Bolivia el Mundo LA BOLA QUE UNE AL MUN DO del autor Mario Daza Castellón, que vivió esa realidad y ahora esta perpetuado en un libro a punto de agotarse. Y refleja una parte del capítulo dedicado a las eliminatorias de 1993, Libro que tiene 5 capítulos entre ellos todos los mundiales desde la prehistoria, otra Mundial EE.UU-1994, El veto a la altura que la gente se olvidó y la corrupción del dirigente Carlos Chávez del presidente de la FBF.
En Guayaquil, con una temperatura de 30 grados, el árbitro Jhon Jairo Toro dio inicio al cotejo, donde la selección se mostró bastante nerviosa, justificable por la responsabilidad y en los primeros minutos tuvo que aguantar la presión de Ecuador, ya que no le fue muy bien en su campaña y quería despedirse de las eliminatorias con un triunfo en su propio campo de juego.
Es por esta razón que los nacionales quedaron arrinconados en su sector, porque los locales fueron una avalancha en el ataque y la defensa nacional, juntamente con el arquero tuvieron que extremar esfuerzos para detener los ataques durante varios minutos, por lo menos hasta los 20 minutos.
Bolivia comenzó a tranquilizar el fútbol de los ecuatorianos, dominando el medio sector y frenando los ataques.
Pero los ecuatorianos no cesaron en la ofensiva. Por lo menos en dos ocasiones perdieron la oportunidad de convertir frente al arco de Carlos Leonel Trucco. La más clara fue cuando Raúl Avilés remata a quemarropa y Trucco con bastante dificultad desvía. Posteriormente, a los 26 minutos Luis Héctor Cristaldo se pierde el gol ante el arquero Jacinto Espinoza, de esta forma Bolivia empezó a jugar.
En la medida que Bolivia controlaba el fútbol, los ataques se hicieron menos frecuentes y por el contrario el equipo nacional tuvo mayor seguridad dentro del campo de juego, hasta el minuto 46, cuando Erwin Sánchez de larga distancia envía un violento remate al arco de Espinoza de Ecuador y este no logra siquiera cachetear y el balón pega en el parante, rebotando este y William Ramallo pegado a un defensa ingresa en el área para nuevamente rematar y con la pierna izquierda coloca el balón al fondo, de las redes… era la gloria tanto en el estadio como en el país.
Minutos después, el árbitro Jairo daría por concluido el partido, con la mínima diferencia para Bolivia. Hecho que los clasificaba al Mundial de Estados Unidos…parecía un sueño.
Pero aún faltaba el segundo tiempo.
EL EMPATE FINAL
Pese al resultado parcial, Bolivia no se quedó y trató de controlar y administrar el balón en mejor forma, durante el segundo período, pues los contragolpes fueron permanentes de parte los ecuatorianos, que no cesaron en su intento de buscar la paridad.
El cotejo fue equilibrado, porque Bolivia en ningún momento le dio chance para dominar el cotejo al rival, aunque se debe reconocer la gran voluntad de los delanteros locales, que se esmeraron por descontar el marcador, hasta que lo consiguieron a través de Noriega, quien remató también en forma violenta y logra eludir la resistencia de Carlos Leonel Trucco, a los 38 minutos.
En todo caso, la situación para Bolivia se ponía al rojo vivo, ya que las posibilidades se acortaban mínimamente para clasificar al Mundial de EEUU.
Con el empate de 1-1, la selección continuó en su propósito de atacar, porque entendía que Ecuador se cansó y al parecer estaba conforme con el resultado.
Mientras que Bolivia aspiraba al triunfo, pero no lo conseguiría, porque Ecuador reaccionó en los últimos minutos y el peligro fue para ambos equipos, bajo estas condiciones Bolivia obtuvo el pase final a la clasificación del Mundial de Estados Unidos, cuando el árbitro Jairo después de adicionar un minuto del tiempo reglamentario indica el centro del campo de juego, anunciando la conclusión del partido y el empate de 1-1.
Jugadores y los pocos hinchas que estuvieran en las tribunas del estadio de Guayaquil invadieron la cancha para festejar la clasificación.
Pero el grupo más recompensado por su sacrificio fue un total de 40 hinchas bolivianos, que recorrieron más de 3.000 kilómetros, por tierra para asistir precisamente a este partido y festejar la clasificación de la selección nacional e incluso los periodistas ecuatorianos, quedaron sorprendidos de que los fanáticos bolivianos hayan tenido que viajar durante varios días desde Bolivia a Ecuador.
La alegría era indescriptible en el estadio de Guayaquil, porque todos se abrazaron con lágrimas en los ojos, aunque claro era, muy difícil contenerse, porque finalmente y luego de muchos años de frustraciones e intentos, Bolivia estaba en el mundial por sus propios méritos.
Era evidente que alguna vez estuvimos muy cerca de lograrlo, pero el destino reservó este momento para que un equipo de fútbol dé la mayor satisfacción deportiva a nivel mundial.
También debemos reconocer la gran hidalguía de los ecuatorianos, que al final del partido felicitaron a los jugadores y festejaron con los compatriotas, que se confundieron en un solo grito, porque Bolivia iba a representar a Sudamérica juntamente con Brasil que también había logrado su pase al Mundial de los Estados Unidos. Mientras que Uruguay, por sexta vez, no pudo clasificar al torneo más importante del fútbol internacional.
Xabier Azkargorta, entrenador de la selección, al concluir el encuentro señaló: “Aprecio mucho a los bolivianos, tengo un afecto y amor que nunca lo traicionaría”.
EL MISMO DÍA DE LA CLASIFICACIÓN
La selección y el cuerpo técnico retornó ese mismo día del encuentro, en medio de la EUFORIA, primero en el Aeropuerto de la ciudad de El Alto, la gente se dio cita desde muy temprano en la noche.
Sin embargo, el equipo llegaría desde Guayaquil a las 00.45 de la madrugada y en todos los sectores de la terminal aérea estaba el pueblo, portando banderas dieron la bienvenida a la delegación.
A lo largo de la autopista paceña y en las pasarelas, se apostaron fanáticos que arrojaban mixtura, serpentina al paso del bus que conducía a la selección y en muchos sectores el vehículo fue detenido por los seguidores, porque se pararon en plena carretera para festejar y mostrar su alegría por la clasificación. De esta manera, llegaron hasta la plaza Sucre (San Pedro) y los futbolistas fueron felicitados antes de ingresar a su residencia, el hotel Max Inn de la zona de San Pedro.
Miles de hinchas no cesaron de cantar y gritar la tradicional cueca “Viva mi Patria Bolivia”. El centro de La Paz (El Prado) se convirtió en una verbena popular y el festejo duró hasta la madrugada del 20 de septiembre de 1993.
A su llegada de Ecuador, el técnico Azkargorta dijo: “Vine a este país, desde el principio sin engañar a nadie y el objetivo siempre fue clasificar, siguiendo un proceso que nos dio resultado. Estoy conforme con la clasificación y tengo el corazón a punto de reventar, porque hemos trabajado en equipo y cumplido con el país, aquí no se acaba, porque la vida continúa y tenemos que pensar en el futuro, ya que estamos comprometidos con nuestra selección”.
Por su parte, el preparador físico José Luis Orozco manifestó: “Es un solo sentimiento de gratitud por el apoyo incondicional de los bolivianos; gracias a este aliento hemos podido salir adelante, creo que se hizo justicia y absolutamente no debemos nada a nadie, porque fue un mérito del cuerpo técnico y los futbolistas”.
CARLOS TRUCCO
El argentino nacionalizado boliviano aseveró: “Hemos buscado esta clasificación en cada partido que jugamos, pero honestamente me saqué una espina bien grande de encima, porque estaba en deuda con el público boliviano. Estoy muy feliz, porque la gente está con nosotros y no puedo contenerme”, comenzó a lagrimear el arquero internacional.
JHONNY VILLARROEL
El volante comentó: “Fue uno de los partidos más difíciles, la clasificación al Mundial de Estados Unidos se logró con méritos propios, con trabajo y sacrificio de todos quienes integramos el plantel. Lo único que le pedimos al pueblo boliviano es que nos siga apoyando, porque ahora viene lo más complicado, representar a Bolivia en un mundial”, concluyó el hábil jugador que posteriormente no sería convocado para jugar en Estados Unidos.
Un día como hoy, Bolivia clasificó por primera vez a un Mundial por méritos propios
Con un empate ante Ecuador en Guayaquil (1-1) gracias al gol de William Ramallo. Un 19 de septiembre de 1993, la selección boliviana de fútbol clasificó al Mundial de Estados Unidos de 1994.
Jugadores de la selección boliviana, previo a un partido de eliminatorias en el estadio Hernando Siles de La Paz. Foto: Conmebol.
Un 19 de septiembre de 1993, en aquel entonces un domingo, la selección boliviana de fútbol alegraba a todo un país, porque por primera vez en toda su historia, conseguía clasificar por méritos propios a un Mundial de fútbol.
Las eliminatorias rumbo al Mundial de Estados Unidos de 1994 fueron únicas, sobre todo para Bolivia, que, levantándose de las adversidades, consiguió formar un grupo estupendo gracias al liderazgo del español Xavier Azkargorta y consiguió resultados jamás antes vistos en las clasificatorias sudamericanas.
En la previa, el grupo B donde integraba Bolivia, era por demás de complejo, ya que debía compartirlo ante dos monstruos del fútbol, Brasil y Uruguay, de quienes se suponía que corrían con ventaja para quedarse con las dos plazas que otorgaba la zona. Además de Ecuador, el otro integrante era Venezuela.
El inicio de la selección, fue con una goleada frente a Venezuela por 7-1 en Puerto Ordaz (Erwin Sánchez 3, Luis Ramallo 3, Luis Cristaldo). A continuación debía afrontar los cuatro encuentros como local en forma consecutiva, siendo consciente que esa era una de sus mayores fortalezas. Y así lo demostró.
En el inolvidable 25 de julio, venció a Brasil en el Hernando Siles ante más de 40.000 personas por 2-0 con las conquistas en los minutos finales de Marco Etcheverry y Álvaro Peña. En la jornada siguiente quedó libre y luego cayó el otro grande, Uruguay, en La Paz, en este caso por 3-1 (Erwin Sánchez, Marco Etcheverry, Milton Melgar). La primera rueda culminó con victoria por la mínima ante Ecuador con tanto de Luis Ramallo. Las posiciones mostraban a Bolivia puntero con 8, seguido de Brasil y Uruguay con 4, Ecuador 3 y Venezuela sin puntos.
Coronó su tarea perfecta como local al golear a Venezuela 7-0 en el inicio de las revanchas (Luis Ramallo, Milton Melgar 2, Marco Etcheverry 2, Erwin Sánchez, Marco Sandy). Llegaba el tiempo de jugar como visitante, pero con la considerable ventaja de llevarle 6 unidades a Uruguay, que estaba tercero. El 29 de agosto sufrió un duro golpe al caer 6-0 en Recife frente a Brasil, luego quedó libre y a la semana siguiente fue a Montevideo buscando el triunfo que le daba la clasificación y eliminaba a los “celestes”. Pero estos se impusieron por 2-1 (Enzo Francescoli, Daniel Fonseca – Luis Ramallo) dejando a ambos y Brasil igualados en 10 puntos.
Con la confianza intacta, Bolivia viajó a Ecuador sabiendo que si mantenía su idea de juego, lograría el objetivo, más allá de lo que ocurriera entre sus rivales que se enfrentaban en São Paulo. El histórico empate en uno, con el inolvidable gol de Ramallo, desató el merecido festejo en todo un país que alcanzaba otra hazaña parecida a la Copa América de 1963 del Libro la Bola que Une al Mundo del autor Mario Daza Castellón. rc/jl/ panbolivia.net/fotografías periódico Hoy , El Diario.