IN EXTENSO.- Después de que la firma internacional Fitch Ratings rebajó la calificación de Bolivia de “estable” a “negativa” y advirtió sobre el agotamiento de reservas internacionales, según un reporte emitido este 14 de marzo, también salió a relucir que el país tiene una calificación de B- (B negativo) por parte de esta calificadora.
Sobre Bolivia, la calificación nacional ‘B’ indica un “riesgo de incumplimiento significativamente elevado en relación a otros emisores u obligaciones en el mismo país. Los compromisos financieros se están cumpliendo pero subsiste un limitado margen de seguridad y la capacidad de pago oportuno continuo está condicionada a un entorno económico y de negocio favorable y estable”.
El reporte expone que continúa la caída de las Reservas Internacionales las volvió vulnerables al riesgo de un shock de confianza, “que se ha materializado en las últimas semanas”, asunto que “se percibe en la pérdida de acceso al mercado de bonos externos y a la falta de perspectivas concretas de apoyo a gran escala de los acreedores oficiales”.
Según datos del Banco Central de Bolivia (BCB), confirma al 8 de febrero de 2023, las Reservas Internacionales son de $us 3.538 millones, de los cuales $us 372 millones estaban en divisas, cifra que es inferior a lo registrado en la primera semana de enero, cuando se contaba con $us 703 millones en divisas en las cuentas del ente emisor. Las autoridades salieron este miércoles al paso para intentar aclarar el tema, pero la verdad no se tapa.
Prosigue el informe al decir que perspectiva negativa refleja una mayor incertidumbre en torno a la capacidad de las autoridades para gestionar esta situación, así como en torno a su gravedad dado el retraso continúo en la publicación de los datos de reservas internacionales (el reporte semanal más reciente del BCB data del 17 de febrero y corresponde al 8 de febrero).
También exhibe que la posición externa de Bolivia se ha deteriorado drásticamente en la última década como resultado de las “políticas expansivas y la caída de la producción nacional de hidrocarburos”, lo que ha convertido al país en un importador neto de energía al reducir las exportaciones y aumentar las necesidades de importación.
Además proyecta que el crecimiento se desacelerará a 2.4% en 2023, con serios riesgos adicionales a la baja por el aumento de las presiones de la balanza de pagos y las incertidumbres políticas. rc/bs/md/rp