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In extenso (panbolivia.com) mayo de 2020, La Paz-Bolivia .- “Es mucho sacrifico y laburo para poca paga”, dice uno de los periodistas en plaza Murillo qué a diferencia de décadas anteriores, ahora son casi son jóvenes los que cubren las información de legislativo y ejecutivo. El sector era cubierto por periodistas experimentados.
Aunque no son buenas las comparaciones, ahora y luego del trauma del gobierno de Evo Morales, se complicó la situación del país, con la enfermedad del Coronavirus para la prensa, porque existen pocas contrataciones y potenció a los medios paraestatales, y producto de ello se hizo visible el periodismo “partidista” que tanto daño le hace a periodistas en los medios de comunicación, decretando su muerte civil.
Los pobres ingresos publicitarios que de a poco desaparecen, por cuanto se hace insostenible mantener en el aire muchos medios privados en especial y claro los partidistas “morirán” a la larga.
La enfermedad del coronavirus chino puso en brete a los dueños de medios informativos y en consecuencia a los periodistas, agudizando la crisis económica que ya se vivía durante la gestión del gobierno “socialista” de Morales que asfixió a los medios económicamente que no estaban con su ideología política, en la mayor discriminación de la historia con los medios y el desprestigio de periodistas.
La publicidad ahora centra su actividad en los medios digitales por internet, aunque es una parte, pero nada seguro en su efectividad, pues las transnacionales deben espera a los cambios de los consumidores de noticias en formatos digitales y su demanda.
Sumar la reducción publicitaria de la empresa privada que se circunscribe a ciertas temporadas, y no son permanentes como antes y el estado cuida sus centavos para concentrarse en la salud de la población boliviana.
LA AUDIENCIA CRECE
Durante esta temporada, efectivamente la audiencia creció en los medios escritos, emisoras, canales de televisión, pero también desnudó muchas deficiencias.
La emergencia que vive Bolivia por la enfermedad del coronavirus es una versión inédita, ya que compete a sociedades del mundo y ha provocado una exigencia mayor de los contenidos difundidos, donde los receptores de los mensajes son más sensibles a los hechos.
No menos cierto, es que el tráfico de noticias va por periódicos, emisoras y canales de televisión y lo practicidad de las Redes Sociales, aunque con mucha desconfianza, porque cualquier persona intenta informar mal o bien, sin considerar que cada publicación es un proceso comunicacional, no son los deseos personales que deben publicarse, pero ese es el uso equivocado que le dan las personas y a los dueños del soporte muy poco les interesa.
Sea como fuese, esa exigencia no se tradujo en mayores ingresos de publicidad en los medios y menos en los periodistas; como ejemplo vivo, es la prensa deportiva que la mayoría cuenta con programas deportivos independientes, que tuvieron que cancelar sus espacios, ya que no generan ingresos y deben cancelar el alquiler del espacio, en canales y los periódicos, excepto algunos que paga la radio, canal o periódico.
Desde los conflictos de la gestión anterior de gobierno, los periodistas se vieron afectados, antes la desacreditación de su labor, desprestigio en medio, amenazados, extorsionados, amedrentados personalmente y sus familias, enjuiciados, encarcelados por el gobierno “socialista” y como el pueblo es sabio, los hechos del 21F se encargó de la caída de Evo Morales de la presidencia.
En este momento es el estado, el único cliente que paga bien y de manera regular que le permite respirar a algunos medios de comunicación como TV, emisoras y algunos que fueron abandonados, como los periódicos que bajaron sus ventas físicas y que cada vez reducen de personal.
Es cierto que la audiencia del público crece e irónicamente se reduce la publicidad y contratan menos periodistas y comienzan a improvisarse con personas que no estudiaron para ese cometido.
Mientras las empresas y queda claro, evitan asociarse con el mal del coronavirus, pero aprovechan de la solidaridad para posesionar sus productos y los medios tuvieron que adaptarse a estos requerimientos públicos, estableciendo programas circenses, bailarines, pues hasta los cocineros desean ser periodistas, abogados, teatreros, chistosos, pues son algunos dueños de medios que improvisan y prostituyen esta profesión.
Los periodistas con el coronavirus, hemos sido centrados en la información oficial y algunos exabruptos de los opositores masistas que van en una tendencia de desaparecer.
PRENSA ESCRITA
Esta emergencia sanitaria en el país ha supuesto que los periódicos suspenden sus ediciones físicas, en consecuencia, menos ingresos e impagos los periodistas y vivieron con algunos adelantos económicos, exponiendo a sus familias a varias restricciones, quizás no lo decimos por algo de orgullo, porque nos impulsa más trabajar para los bolivianos.
Al frente, el reto de seguir elaborando los productos físicos, lo que implica mantener una planta de redactores, reporteros gráficos y otras competencias, nada estables económicamente en el futuro y es el estado, quien debería colaborar para mantener esas fuentes de trabajo de la prensa escrita, porque a nuestra gente le gusta leer periódicos, porque considera que es la más seria y fehaciente.
Actualmente y arriesgando la salud, los periodistas como policías, ejército y políticos están en primera línea, caso contrario sería una noche y los medios solamente podrían pasar música y videos.
Los medios impresos, efectivamente suspendieron sus publicaciones impresas para concentrarse en lo digital y evitar “morir” e incluso se redujo el número de páginas.
El sector periodístico registró el menor número de cupos de trabajo desde la gestión de gobierno anterior, ya que autorizaron el funcionamiento de medios comunarios que fueron y son dirigidos por dirigentes políticos en televisión, emisoras y quizás muy pocos en prensa escrita.
Pese a esto, el atractivo de los medios de comunicación sigue siendo un imán para las nuevas generaciones.
Los periodistas de medios atraviesan una psicosis empleadora, reitero, que sabemos que existe exigencia de la audiencia, pero los medios cada vez menos contratan y prefieren improvisar para estas vigentes.
Nos hemos adaptado a las nuevas tecnologías, nos hemos animado a salir en plena pandemia salir a las calles con el riesgo de nuestras vidas y ¿por qué? Primero que nos gusta lo que hacemos y necesitamos vivir dignamente con un salario que compense ese esfuerzo y estamos muy lejos de aquello.
Finalmente “No hay nada mejor que oler la tinta y el papel de un periódico y comenzar a leer en cualquier lugar”, porque la prensa escrita es un documento viviente que puede ser archivado en el tiempo, no es efímero como la radio y la televisión, donde la ética periodística, la credibilidad y la independencia da su valor a cada publicación de una prensa libre y no sometida, sin pasar los límites. (Pdsta. Mario DazaCastellón).rc/mdc/kd