IN EXTENSO (Por: Gerardo Ichuta I.).-Existe una permanente preferencia, por el ganado vacuno, especialmente por los toros, en las fiestas del calendario católico de los santos patrones de los pueblos.
Dicha predilección se ve en la preparación de los festines que privilegian la carne vacuna como ya lo había mencionado en un anterior artículo. Sin embargo, la presencia física de los toros o en representaciones está presente a lo largo del desarrollo de la fiesta con diversos motivos y matices.
Toros, comercio y concursos
Una de las actividades que se realizaba paralelamente a las fiestas patronales, eran las ferias anuales que excepcionalmente se llevaban a cabo en otras fechas del calendario católico, como Pentecostés, Corpus Cristi o el 3 de mayo.
La feria se caracterizaba principalmente por el comercio de animales domésticos y actualmente que casi han desaparecido por diversas razones.
Pude ver algunas aún vigentes como la de la localidad de Umala con motivo de la fiesta de la Cruz, el tres de mayo y otra, que me sorprendió, fue la de Patacamaya para la fiesta de la Virgen de la Candelaria, porque era de buenas proporciones y contaba con el auspicio del municipio local y de empresas privadas ligadas a la actividad agropecuaria y ganadera, quienes organizaron concursos para premiar a los mejores ejemplares.
Toros, símbolo de prosperidad
Representados en diversos materiales, los toros están presentes en diferentes momentos de las fiestas. Atribuyo al espíritu brioso de estos animales, el hecho de que se encuentren representados en estructuras de papel de colores y carrizos a manera de pantalla de lámpara y con bengalas que lanzarán luces de colores mientras un osado mozo lleva dicha estructura sobre su cabeza y va bailando y dando vueltas, dando un espectáculo singular la noche de las vísperas.
Los toros también se hallan representados en pequeñas réplicas de yeso y cerámica. Las representaciones en yeso son objeto de challa o bendición servirán como amuletos que procuren la prosperidad de sus poseedores. Representados en cerámica, los toros, sobre los techos de las casas y las paredes de los corrales y su finalidad es de protección contra cualquier desgracia. Los toritos del pueblo de Pucará son los más cotizados en el sur peruano.
La presencia, de los toros, a veces va más allá de las representaciones. Sus cabezas, muchas veces son expuestas a manera de trofeo encima de los carros de cargamentos en las entradas folclóricas o es llevada por delante de algún ocasional participante de la cacharpaya o fin de fiesta, éste hace el ademán de embestir al resto de la gente.
Toros, destreza y coraje
Como varios aspectos del folclore andino, las corridas y jornadas taurinas, son herencia hispana. Los capeos, generalmente realizado por diestros jóvenes, pobladores ebrios o cómicos, son premiados con bienes obsequiados por los pobladores y juntados por un cargo o mayordomo. Dichos bienes se los conoce como enjalme y bajo este nombre se conoce también al textil forrado de billetes que se coloca sobre los toros que los más osados seguramente arrancarán.
En el pueblo de Charazani, se confecciona un muñeco relleno de paja, al que se le conoce con el nombre de Dominguillo y tiene la finalidad de distraer al toro.
La tauromaquia o lidia de toros, prácticamente ha desaparecido del territorio boliviano, sin embargo, en Perú aún es parte de las fiestas patronales, especialmente en Sierra, existiendo haciendas ganaderas especializadas en la crianza de toros de lidia.
Las jornadas. con plazas de toros repletas de espectadores cuentan con la presencia de toreros y picadores de talla internacional.
Tuve la oportunidad de ver una jornada taurina en la provincia de Azángaro en Puno y pude apreciar una amalgama de tradiciones hispanas y andinas pues como se acostumbra en las lidias, al finalizar se cortan las orejas al toro y se las obsequia, en este caso a los mayordomos de la fiesta, pero también se les dio, vasos con sangre para que puedan challar a la tierra. LA PAZ/CAMINANTE-cultura/ PAN Noticias/ gerard.ichu@gmail.com