In extenso (panbolivia.net-WordPress) enero 25 de 2022, La Paz.- «La caída del narco de los dos nombres y una vida de lujos que salpica a jueces, policías y el gobierno boliviano», fue el título que puso Infobae el 15 de mayo de 2019, en una nota del periodista Tuffi Aré en la ciudad de Santa Cruz.
El artículo publicado y con el subtítulo de «Pedro Montenegro Paz o Pedro Hoffman Sáenz se entregó el sábado pasado en medio de un megaoperativo policial para localizarlo. Brasil pide su extradición por el envío de 1.320 kilos de cocaína. Sus mansiones y fiestas con magistrados, policías y empresarios están en la mira.»
Al texto de la difusión, recordamos que nuevamente hoy salta el nombre del narcotraficante Pedro Montenegro, quien ya había sido mencionado, tras su detención, al ex jefe de la FLCN de la gestión de Evo Morales al ex Maximiliano Dávila, quien trabajaba con redes de narcos.
En síntesis el tema no viene de ahora, sino de años atrás y sabían diferentes gobiernos bolivianos, incluido el actual, razón que recordamos los vínculos y de cómo se llegó a la instancia de Dávila.
PUBLICACIÓN INFOBAE
Un mes ha sido suficiente para destapar el mayor escándalo de narcotráfico de los últimos tiempos en Bolivia. El sismo ha derivado en la detención de tres oficiales de la Policía, en acusaciones contra altas autoridades judiciales y en cuestionamientos al ministro de Gobierno, golpeado por una de las principales crisis de su gestión. Ni la universidad pública de Santa Cruz de la Sierra se ha salvado de las dudas, por un título de abogado concedido en 2018 a Pedro Montenegro Paz, el narcotraficante de 38 años que usó para hacer de las suyas doble identidad y que se valió de la protección de policías y de la amistad con jueces para eludir un pedido de extradición de Brasil, vigente desde 2015.
Incluso una reina de belleza ha sido salpicada por el narcoescándalo, que no se ha cerrado con la aprehensión del prófugo de la justicia brasileña, ocurrida al mediodía del sábado pasado, después de que él mismo se entregó a la Policía para diluir uno de los megaoperativos de persecución más aparatosos que se hayan podido conocer. 52 allanamientos en menos de un mes y 150 policías movilizados en acciones coordinadas con agentes de Brasil, Argentina y Paraguay acorralaron a Pedro Montenegro Paz, quien usaba dispositivos tecnológicos para neutralizar el rastreo satelital, según el relato del propio ministro de Gobierno, Carlos Romero.
Las sospechas de protección a Montenegro se han mantenido incluso en los operativos de su búsqueda y captura. Políticos opositores creen que su entrega ha sido pactada. El día en que fue presentado con manillas a los medios, el presidente Evo Morales elogió al ministro de Gobierno y a los policías, pero conminó a seguir con las investigaciones, «caiga quien caiga».
Ha calado tan hondo este nuevo terremoto, que afecta a la imagen del gobierno en pleno año electoral, a tal punto que el presidente instó en una actividad con las Fuerzas Armadas a no repetir lo ocurrido con altos jefes policiales de su gestión, que se involucraron con el narcotráfico. Por este caso alrededor de 50 nuevos oficiales han pasado de La Paz a la Policía de Santa Cruz en los últimos días para reestructurar la institución.
Lo que hizo Montenegro en Bolivia no se puede atribuir solo a su sagacidad, sino ante todo se concibe por la protección de funcionarios con poder. El narcotraficante penetró a la Policía con dádivas y consiguió ser condecorado durante algunas celebraciones de la institución. Precisamente, una fotografía de un acto de reconocimiento en la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen ratificó sus vínculos cercanos con el coronel Gonzalo Medina, quien quedó detenido y perdió su puesto de director de esa unidad policial, en la que exhibió su poder en los últimos tres años. Al Ministro de Gobierno se le cuestiona la llamativa continuidad del oficial Medina en el principal cargo de la Felcc, desde donde entabló vínculos con uno de los narcos más buscados por Brasil a partir de 2015.
Además de este oficial, otros dos han caído en la cárcel por las actividades de Montenegro. El ex jefe de Crimen Organizado de la Felcc, Fernando Moreira, y el exjefe de operaciones del Aeropuerto de Chimoré y agente de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico, Kurth Brun Ríos, son los otros policías detenidos.
No solo que el narco frecuentaba las instalaciones policiales, sino que en marzo de este año habría pagado la invitación a 18 personas a celebrar las fiestas de carnaval en Cartagena, Colombia. En el grupo estaba el policía Moreira y su esposa, además del hijo de Medina, el abogado Robin Justiniano Meruvia, que fue el nexo de Montenegro con el ex director de la Felcc. El 17 de abril se filtró a los medios la foto del viaje a Colombia, que hizo detonar el narcoescándalo, días después de que apareciera un audio en el que un excomandante policial revelara que fue destituido por investigar los vínculos de algunos de sus colegas con el traficante boliviano.
Se movía con dos nombres
Pedro Hoffman Sáenz era el otro nombre de Montenegro. En 2009 adulteró un documento, que era el que usaba sobre todo para viajar al exterior del país. Por esa irregularidad hay otros funcionarios que podrían quedar presos.
Dentro de Bolivia se movilizaba con su nombre original y con una comodidad que solo se explica por la protección policial, considerando que era buscado por Brasil desde antes de 2015. Las autoridades justifican la desatención de su caso y de sus movimientos porque sus antecedentes fueron «limpiados» de la Interpol y de otras unidades.
Montenegro estuvo relacionado con una red desbaratada en San Pablo en la operación Monte Pollino, ejecutada tras el hallazgo en Europa de un cargamento de 1,3 toneladas de cocaína, por un valor de más de 60 millones de dólares.
El auto emitido por el Tribunal Supremo de Justicia, del 21 de julio de 2015, ordenó la detención con fines de extradición a Brasil de Pedro Montenegro, acusado del envío de 1.320 kilos de cocaína de alta pureza. Hubo 17 personas detenidas en el operativo y se descubrió un depósito para el almacenamiento de 30 toneladas de droga, además de armamento para actuar a escala mundial. Al narcotraficante boliviano nacido el 26 de marzo de 1981 se le atribuyen sociedad con colombianos, además de vínculos con carteles de México, Italia y el PCC de Brasil.
Cumpleaños con jueces y policías
Montenegro tenía una lujosa vivienda en el millonario barrio Las Palmas de Santa Cruz de la Sierra, en la que lucía plantas traídas de Miami. La última vez en la que celebró su cumpleaños lo hizo con 300 invitados, en los que habían policías y jueces, según testigos que dicen haber presenciado el festejo con una decena de mariachis. Circulan imágenes en los medios televisivos que muestran cómo el narco vistió con las letras iniciales de su nombre a los músicos de una orquesta.
Antes de que se denunciaran sus actividades ilícitas, aseguran que se hacía pasar por empresario de la construcción y que tenía una tienda de ropa. Por las calles circulaba en un auto Porsche, de unos 150.000 dólares.
En el momento en el que fue presentado a los medios en condición de detenido, las autoridades policiales informaron de que se le incautaron de siete inmuebles, con un valor estimado de 3 millones de dólares, 45 motocicletas y cuadratracks, por 800.000 dólares, y tres vehículos de lujo por 300.000 dólares.
Un título bajo sospecha
El narcotraficante más buscado el último mes en Bolivia no solo logró perforar a importantes círculos policiales, sino que consiguió el título de abogado en 2018, pese a que ya estaba siendo requerido tres años antes para su extradición a Brasil. Las autoridades de la universidad pública no ven irregularidades, aunque se ha conocido que habría reprobado hasta cinco veces una materia de Derecho e ingresó y salió en distintas oportunidades de la institución académica.
Con el apoyo del título Montenegro habría intentado convertirse en una autoridad judicial y visitaba la sede del Poder Judicial, en la ciudad de Sucre, y otros espacios de influencia. Además de buscar ser parte de este sistema, se comenta que habría incluso ofrecido algunos cargos.
Durante su presentación a los medios en su condición de detenido, las autoridades policiales expusieron un cuadro de una veintena de personas sospechosas de tener relaciones con Montenegro. Entre los mencionados están nada menos que Gonzalo Hurtado Zamorano, ex presidente del Tribunal Supremo de Justicia y actual magistrado del Tribunal Constitucional, quien niega la acusación. Otros nombres citados por los policías son las del vocal Darwin Peña, el juez Juan José Paniagua y Belén Laguna, ex representante del Consejo de la Magistratura en Beni, según la Agencia de Noticias Fides. Por la grabación de un video también indagan a la magistrada suplente del Tribunal Supremo de Justicia de Santa Cruz, Joyce Lizeth Choquerive.
La extradición, en el limbo
Golpeado por las críticas, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, anunció una investigación a quienes considera que lo calumniaron en las redes sociales por el caso Montenegro. Sin embargo, horas después retiró su advertencia y se precisó que se enjuiciará a una diputada opositora por sus afirmaciones en las redes y al policía Gonzalo Medina, porque dijo que antes fue su abogado.
Entre tanto, el canciller Diego Pary informó de que Brasil no solicitó aún la extradición de Pedro Montenegro, trámite que duraría entre tres y seis meses. El narcotraficante fue acusado de tres delitos y lo pasaron a la cárcel de Palmasola de Santa Cruz.
Sobre la extradición, el conocido periodista Carlos Valverde tuiteó: «Te aviso que ya se sabe que Brasil pidió tres veces la extradición de Montenegro!!! Pregunten en La Paz, en Cancillería e incluso en la embajada de Brasil saben de eso».
Consultado por Infobae, el periodista dijo que su dato proviene de buena fuente. «Creo que esto se está armando recién. Debe ser el caso de mayor demostración de hasta dónde avanzó el narcotráfico en el país. Montenegro atravesó lo policial, judicial, empresarial, político, en la búsqueda de legalización y visibilización social».
Sobre el tema, el presidente de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz, Roberto Méndez, resumió: «El caso Montenegro-Molina es una nueva infiltración del narcotráfico en el Estado boliviano, tan evidente como en la época de 1980 de García Meza, o la de los narcovínculos en el régimen de Jaime Paz, en 1989, y más compleja que la detenciòn del general René Sanabria, ex Zar antidroga descubierto en 2011 en el gobierno de Evo Morales».