In Extenso (PAN BOLIVIA) El Alto, La Paz.- Las estadísticas de la comuna registran que el total de alojamientos y residenciales en la ciudad de El Alto es de 450 recintos que son legales y otro tanto funcionan ilegalmente, poniendo en peligro a los ciudadanos alteños, que utilizan este servicio de manera circunstancial, pero sin ninguna seguridad.
El mayor problema de estos servicios, es que nadie puede garantizar la seguridad de los clientes, debido a que algunos lo hacen de manera clandestina y otras con letreros que tan solo aparecen por las noches, al igual que los locales, en el día funcionan con un rubro y por la noche son cantinas, los casos son denunciados por vecinos de la 16 de julio, La Ceja, 12 de Octubre, estación del teleférico de Río Seco y otras donde normalmente se concentran estas actividades. Similar situación se vive en la ciudad de La Paz, aunque en menor intensidad.
ENTRE LO LEGAL E ILEGAL
Los alojamientos y residenciales legales también vulneran las normas, debido a que no registran a las personas que se hospedan circunstancialmente, especialmente de parejas que ingresan por las noches, simplemente están horas y funcionan como moteles, para el colmo no emiten facturas por el servicio, menos piden carnet de identidad para identificar a las personas que toman el servicio.
La señora Juana M, Huanca, vendedora en La Ceja, afirma que efectivamente las parejas salen de los locales como restaurantes, bares, discotecas y se dirigen a estos alojamientos y residenciales “ingresan y salen de ahí, la mayoría de las parejas estas borrachas, qué pasará, pero me dijeron que meten “trago” y beben, supongo en las habitaciones y salen solos, eso quiere decir que no hay control”.
Consultado sobre si la policía controla, la entrevistada sostiene que “Algunos policías vienen, pero se van felices, será que les pagan, pero no clausuran. Como estos alojamientos o residenciales hay cantidad entre las calle de la Ceja, donde hay “restaurantes-cantinas” y venden bebidas a lado están estas hospederías momentáneas. Ahora los ladrones están avispando estos lugares, porque buscan parejas de borrachos especialmente para asaltarlos y robarles, estos rateros toda la noche trajinan buscando víctimas, especialmente jóvenes”.
NO HAY ESTADÍSTICAS
Por el momento no hay una estadísticas completa por parte de la Comuna alteña que hace un gran esfuerzo por controlar y tener un registros de las mismas, sin embargo estas funcionan de manera clandestina como un servicio de motel, donde ingresan y salen las personas.
Hasta el momento, sobrepasan más de 400 recintos entre alojamientos y residenciales, la diferencia no existe, ya que la función es la misma en el “servicio” final.
Se estima que aproximadamente en el mismo número podría haber recintos ilegales, debido a que ahora incluso en el sector del El Prado alteño, ya habilitaron algunos “servicios” de este tipo y de a poco funcionan sin licencia.
En esos espacios se alojan sin identificación alguna, y casi es normal encontrar a personas con antecedentes policiales y extranjeros como peruanos malhechores que se enrolan entre el movimiento de la gente de El Alto para realizar sus fechorías, pues el control de frontera de Desaguadero y Kasani es totalmente deficiente, aumentando la inseguridad en esa ciudad, y que proporcionalmente no existe el personal de la policía y aún peor del municipio.
Las actividades ilegales y “legales”, han provocado inseguridad entre los ciudadanos de toda condición económica, en especial de los jóvenes y mayores. Crecimiento que ha provocado la proliferación del consumo de bebidas alcohólicas entre originales y adulteradas por lo general, drogas, inhalantes como la clefa, prostitución, alojamientos y residenciales que funcionan como moteles, viven delincuentes con antecedentes, indocumentados extranjeros entre peruanos, argentinos, colombianos, cubanos, y últimamente venezolanos, además de nacionales que están en tránsito en esa ciudad.
Estos visitantes se hospedan en El Alto y bajan a la ciudad de La Paz, para realizar alguna gestión o quizás realizar sus fechorías. Los montos fluctúan desde los 10 bolivianos por persona y los que funcionan como moteles la pareja 70 bolivianos, aunque deja mucho que desear la higiene de los ambientes de esas instalaciones públicas que llegado el momento son un peligro.
Israel Marca, encargado de la intendencia municipal alteña, que realizó operativos, admitió en su momento, en los medios de comunicación, que son recintos incómodos e improvisados que no cuentan con la autorización de la Gobernación paceña, sumándose al problema que las “legales” no registran y menos requieren de documentos de los hospedados, especialmente en los sectores de La Ceja, 12 de Octubre, Cruce de Villa Adela, Río Seco, también en Senkata y la 16 de Julio, estaciones del teleférico y en las terminales del transporte público y provinciales, inmediaciones de la UPEA, donde centran la venta de bebidas alcohólicas en cantinas, restaurantes e incluso las pensiones que ya es habitual la venta de cerveza sin discriminación alguna y menos respetando los horarios de venta que emite el municipio.
Los dueños de estos alojamientos y hospederías en general de El Alto, nos les interesa la seguridad del ciudadano, al final es el cobro por adelantado de los días que estará hospedado el cliente, no interesa si tienen o no documentos. En consecuencia no registran en los libros, los legales alojamientos y cuando van los policías o el control de la gobernación no existe tal movimiento y menos mueven la facturación.
En los últimos tiempos el municipio alteño, intento poner en orden el tema y siguen con las batidas, pero es complicado cortar estos recintos ilegales y controlar a los “legales”, debido a que no cuenta con personal suficiente al igual que los uniformados que son muy pocos para el crecimiento de la población y preferible hacerse de la vista gorda y aparentar que todo está normal, lo que también permite que los ciudadanos de cantinas, bares, restaurantes, pensiones y otros locales públicos “legales” vendan a cualquier hora bebidas alcohólicas e incluso a menores de edad que consumen “tragos” adulterados con alcohol metílico y llegado el momento pierden la noción de la realidad y cometen homicidios, pero esto no exclusivo de los jóvenes también están involucrados los mayores. (fc/ad).