IN EXTENSO (Por: Gerardo Ichuta I.).- Dos largas filas se pudieron observar, en el mes de agosto en las puertas de una reconocida “chiflería” (negocio dedicado a la venta de insumos para ritos andinos) aquí en la ciudad de La Paz y no era para menos pues ya es de rigor “el pago a la tierra” los primeros y últimos días de agosto.
Pagar a la tierra, ofrecerle sacrificios de camélidos, mesas rituales o wajt´as con sullus (fetos disecados de llamas) es una costumbre que viene de tiempos inmemoriales y que perdura a pesar de la prohibición emanada por la Iglesia Católica durante la Época Colonial. Rigoberto Paredes en su libro “Mitos, Supersticiones y Supervivencias de Bolivia” señala que la fiesta de la Pacha era el día consignado al espíritu Santo, que es a fines de mayo y principios de junio. Coincido con esta afirmación pues entre los recuerdos de mi niñez, está aquél ajetreo por conseguir los materiales para las mesas rituales, una semana antes de la fiesta de la Santísima Trinidad.
El hecho de que el mes de agosto le haya quitado protagonismo a la fiesta de la Pacha de Espíritu Santo se debe al proceso de consolidación de símbolos icónicos de los pueblos andinos. La cruz andina, la wiphala, el año nuevo aymara y la fiesta de la Pacha, son algunos de estos elementos revalorizados e incluso son noticia en los medios de comunicación.
La fiesta de la Pacha de agosto, de ser una actividad marginal, hace tres décadas y sólo de cierto círculo social y económico, hoy ha adquirido popularidad, gracias a la promoción donde estuvieron involucrados entes estatales y privados vinculados a los quehaceres culturales.
Las mesas rituales: platos de comida para la Pacha
A esa definición llegó el antropólogo Gerardo Martínez en su libro “El Banquete Aimara”, luego de haber hecho un estudio exhaustivo de los ritos, en el altiplano paceño e involucrándose en las actividades de los maestros yatiris, quienes son los encargados de ofrecer los pagos a la Madre Tierra. Y esta comparación que recoge de sus entrevistados tiene coherencia pues la forma circular de los vellones de lana colorida le da un aspecto de plato en el que se colocan una gama de elementos llenos de simbolismo, la grasa o unto de llama, delicadamente preparado en bolillos, los misterios que son tabletas de azúcar con diferentes relieves, muchos dulces de formas variadas, una nuez, en la que se ve la suerte, que es abierta antes de realizar la ofrenda, incienso, copal, pan de oro, semillas de las más exóticas de la selva o moluscos de la costa marina. Todo esto dispuesto sobre una hoja de papel de gran tamaño que hace las veces de mantel de mesa.
Variedad según el requerimiento
Si bien las mesas rituales ofrecidas a la Pacha, en agosto, son exclusivas para pedir bienestar y prosperidad en las actividades económicas de diversa índole, también existen otras mesas rituales y tienen otros motivos.
Las ofrendas que buscan bienestar, prosperidad, protección o buscan pedir permiso para iniciar un proyecto como una fiesta o un viaje o una construcción, se llaman mesas de colores pues su aspecto es colorido y los mejores días para ofrecerlas son los martes y viernes.
Las mesas blancas son para pedir salud. La blancura de sus componentes, evidencian pues que se busca limpiar el cuerpo y el espíritu, siendo los lunes, los días propicios para realizar la ofrenda, en este caso a los achachilas que moran en las alturas.
Las mesas negras son aquellas que buscan revertir maldiciones y en ellas existen una gama de frutos, semillas y yerbas secas de las más interesantes.
Apachetas y calvarios
A pesar de que hoy las ofrendas sencillas se “hacen pasar” (quemarlas sobre leña) frente a los negocios, sin la intervención de un maestro yatiri, los pagos más complejos se hacen generalmente en los calvarios que son lugares elevados donde se encuentra una cruz y las apachetas que son lugares altos, pero a la vez son abras que sirven de acceso a otros territorios. Las apachetas son sitios de predilección para efectuar pagos por negocios de alto riesgo o en los que están comprometidas elevadas sumas de dinero o son negocios informales o ilícitos. Otros sitios preferidos son las huacas o piedras de curiosas formas que el imaginario popular denomina como sapos en algunos casos.
La media noche es la hora mágica para realizar estas actividades. Para concluir estos pagos están llenos de mitos y leyendas urbanas. LA PAZ/CAMINANTE-cultura/ PAN Noticias/ gerard.ichu@gmail.com