IN EXTENSO (Por: Gerardo Ichuta I.).- Aproximadamente hace una década, empecé con un proyecto de investigación que conlleva el presenciar un sinnúmero de fiestas patronales de la parte andina de Bolivia y el sur peruano. Este trajinar por grandes y pequeñas localidades implicó el tener que adaptarme a diversas situaciones que con el paso del tiempo se volvieron comunes.
No pretendo describir consejos para un buen viaje, tan sólo busco exponer aquellos aspectos con los que tuve que lidiar en el caminar hasta habituarme para conseguir mi cometido.
Levantarme nunca fue tarea fácil
Emprender un viaje a destinos lejanos o inaccesibles, requiere muchas veces, el madrugar; tres o cuatro de la mañana, suele ser lo habitual, para alcanzar a los coches que parten a las 5 de la madrugada.
En otros casos requiere salir de casa a toda prisa por lo que el equipaje debe estar listo un día antes; a pesar de esto, un par de ocasiones olvidé las tarjetas de la memoria de una de las cámaras fotográficas.
El sueño faltante debe ser recuperado en el transcurso del viaje. Dormir a pesar del movimiento del carro, de la música que coloca el conductor y de la charla de algunos pasajeros requiere destreza y admiro a las comerciantes viajeras que son expertas en esta habilidad.
POR LOS MIL CAMINOS
El conducir un coche propio no es la mejor opción, porque muchas rutas no aparecen en los mapas satelitales o simplemente existen algunos errores en los nombres de los lugares o inconvenientes que sólo los conductores que trabajan en ese sector conocen.
A esto se suma la ausencia de señalización en varios tramos, la imposibilidad de acceso a las localidades por el gran número de vehículos que se encuentran en las calles con motivo de la fiesta, a esto se suma que, en algunos lugares, los pobladores se organizan para cobrar el derecho de entrada de movilidades.
Aprendí a conocer las tarifas del transporte interdepartamental y lidiar con los vendedores a la hora de comprar los pasajes. Aparentar no estar demasiado urgido de viajar siempre funciona para que no te cobren la máxima tarifa permitida. También tuve que encontrar las terminales y direcciones exactas de donde parten los coches a las distintas provincias en La Paz, El Alto, Oruro, Cochabamba, Chuquisaca, Potosí, Puno y otros. Del mismo modo los horarios, el costo, el tiempo de viaje y las conexiones para un óptimo viaje por tramos.
Utilizar los servicios de un taxi, cuando llegas por primera vez, a una ciudad o localidad, es lo habitual, pero no es sostenible en el tiempo, por el costo, así que se hizo imprescindible conocer las rutas del transporte público.
“Es la primera vez que vengo”
Esa suele ser la respuesta habitual que recibo, cuando trato de recabar información del lugar que intento visitar. “No soy de aquí”, “Hace años que no vengo”, “Ya no radico acá” son otras respuestas de los pasajeros del carro en el que viajas o las personas que se encuentran sentadas en las plazas e incluso de algunas comerciantes de las ferias que suelen haber, los días de fiesta. Atribuyo al temor a equivocarse o que generen más dudas en mí y esto lleve a más preguntas o la vergüenza de contar algo tan de ellos, no sé, pero me pasó muy seguido.
Llegué a la conclusión de que los conductores del transporte de pasajeros son una fuente inagotable de información pues se saben el tiempo que toma llegar al lugar, los servicios con los que cuenta, rutas alternas, los nombres de las poblaciones aledañas y sus días de fiesta y otros.
Engreír al paladar con sabores nuevos
Llevar alimentos no fácilmente perecederos y bebidas en los viajes, no resultó siempre la mejor opción porque implica mayor peso en tu equipaje y pues llegando al destino tal vez encuentres los mismos productos en los humildes negocios locales; aunque debo admitir que adquirir una botella pequeña de agua, en muchos pueblos es imposible, no hay.
La comida en las provincias normalmente es más económica que la de las grandes ciudades y en ella está incorporada la producción agropecuaria local. Las fiestas son ocasiones propicias para que los lugareños preparen especialidades típicas que usualmente no lo hacen y fue una oportunidad para probar sabores nuevos.
Soportar climas extremos
Desde el tremendo frío húmedo al caer el sol en la cordillera o al amanecer en algún lugar del Altiplano hasta el asfixiante calor de los valles interandinos, que, aunque el cielo este nublado, igual te hace transpirar, ir preparado para los repentinos cambios de clima, es la consigna. Bufanda y gorro para el frío y un sombrero de tela para el sol, no faltan en el equipaje, así como unas gafas de sol, pues el sol altiplánico suele lastimar la vista.
Tener la ventanilla abierta, por mucho tiempo, del coche en el que uno viaja no es lo recomendable pues el viento es agresivo con la piel del rostro, aunque no lo note en ese momento.
Bueno, teniendo en cuenta estas situaciones a las que tuve que familiarizarme, claro son muchas más, pero son las que quería compartir para poner en contexto una serie de artículos que más adelante difundiremos. LA PAZ/CAMINANTE/ PAN Noticias/ gerard.ichu@gmail.com