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Especializado en Arquitectura, construcción y tecnología.
(panbolivia.com) agosto de 2021, La Paz.- Gente que padece de una explotación laboral, pues los contratistas venden las manos de obra en condiciones deplorables. Las empresas fijan los jornales a su gusto, especialmente por esta pandemia que se aprovechan al haber disminuido las construcciones en la ciudad de La Paz y algunas ciudades del interior del país.
A eso se suman los electricistas, plomeros, carpinteros y otros rubros que tuvieron que bajar sus precios tanto de mano de obras como de material y otros insumos que son necesarios para edificar. Aunque no es el púnico caso de Bolivia, en todo el mundo se abarata el costo de materiales y mano de obra que se de repente se cayó y esta escasa la ocupación de obreros.
Uno pensaría que quienes construyen, como en el caso de los albañiles tienen casa, sin embargo, nada más errado pensar de esa manera y como dice el refrán en “casa del herrero cuchillo de palo” y no es porque quieren, sino, porque no les alcanza lo ganado, además de que sus labores no son nada estables y es una de las razones para no acceder siquiera a créditos bancarios que al final terminas trabajando para otros.
Construyen cientos de casas a lo largo de su vida, seguramente. Pero la mayoría simplemente puede apreciarlas una vez que terminan la construcción de una casa que no es la suya y la habiten otros…nunca ellos. Pero cuenta con gran satisfacción de sus obras y en la mayoría de las casas son identificadas al paso y tan solo queda el recuerdo de haber sido parte de esa construcción y del urbanismo de una ciudad.
Son una parte del todo, arquitectos, ingenieros, contratistas, empresas constructoras, abastecedores de material, herramientas
Son muy pocos los albañiles que tienen casa, gran parte, vive en alquiler o en el mejor de los casos en anticréticos, pues la mayoría no percibe un salario que les permita acceder a un crédito, ni en una instancia gubernamental, ni mucho menos en una institución bancaria, porque ellos no podrían cubrir esos préstamos, les dicen, cuando intentan hacerlo.
Los que tienen alguna vivienda, fueron construidas de manera improvisada, contrariamente erigen buenos cimientos para otros, aunque muy pocos, tienen casa de mediana calidad.
CONDICIONES PRECARIAS
Hay que reconocer, que no es el único problema que enfrentan los albañiles: también tienen que lidiar con los jornales inestables que bajan y suben, la falta de seguridad social, la inestabilidad laboral, las precarias medidas de seguridad en el trabajo, contratistas que fijan el precio de la mano de obra en las ciudades y con mayor incidencia en las ciudades de Bolivia.
«Nos pasamos haciendo casas, pero nosotros no tenemos, las vemos terminadas, nada más; hasta chiste parece, porque no nos alcanza para comprar una. No nos dan crédito y por lo general no accedemos al respaldo económico que nos piden los bancos”, afirma don Aurelio Choquehuanca, dedicado al badilejo durante más de 20 años, como afirma.
Precisa que «Da rabia que no nos alcance para comprar una casa; de dónde sacamos para la cuota inicial, encima las mensualidades y además nos piden papeleta de pago y estabilidad en el empleo, es algo injusto”.
De 50 entrevistados en la ciudad de La Paz, entre maestros y ayudantes; nueve de cada 10 albañiles no tienen seguridad social y menos prestaciones.
Suma que sólo 23 por ciento cuenta con contrato escrito, poco más de las tres cuartas partes son contratados en forma verbal, lo cual no sólo los hace más vulnerados en el respeto a sus derechos laborales, sino que también pone en evidencia la «poca estabilidad» laboral del gremio.
Trabajan más de ocho horas por día y perciben los maestros entre 100 y 200 bolivianos promedio por jornada y ahora menos. Mientras que los ayudantes menos de 100 bolivianos, los contra maestros 150 (ya no), el monto incluye su alimentación y transporte.
Muchos de los que trabajan de manera independiente o forman un grupo, perciben mayores recursos, va ligado a su especialización y la experiencia que hayan desarrollado. Todo depende de la disponibilidad financiera de la constructora o empresa que los contrate, quizás algún particular.
CLASIFICACION
El dinero, depende de la experiencia y las manos de obra fina que tenga el albañil. No es lo mismo ser ayudante que maestro, afirma Mario L. Durán, que afirma “Soy medio maestro y sé hacer desde encofrados hasta acabados, y gano 180 bolivianos día, en el mejor de los casos, pero la jornada son más de nueve horas y “hay que meterle”, una hora de comida de lunes a viernes y los sábados hasta medio día y de vez en cuando los fines de semana, cuando se apuran las obras.
Un maestro por lo general se rodea de un grupo de trabajadores. «Aquí el maestro tiene gente que lo ha seguido por años, trabajamos por grupo, el maestro trae contratos y él nunca nos ha dejado sin trabajo», aseguró Luis, H. Condori, bachiller y admite que de nada sirve el estudio para ser albañil. “La gente piensa que somos ignorantes y nos ven como gente despreciable, es por el trabajo que realizamos, seguramente”.
De cada 50 albañiles sólo 20 terminaron la primaria, 15 la secundaria, el resto no tienen estudios o lo dejaron en el camino, muy pocos llegan a la universidad.
LAS HORAS EXTRAS
En cuanto al pago de horas extraordinarias. Las encuestas revelan que en ocasiones los contratistas, empresas o encargado de obra, les ofrecen los pagos, pero no ocurre, sobre todo cuando no hay contrato escrito.
«A veces te hacen laburar y anuncian que te pagan las horas extras y solo quedan en promesas o te pagan con sobras de materiales”, sostiene David F. Romano, ayudante general de albañil y tiene 26 años y percibe al día 110 bolivianos y trabaja en la zona sur en una empresa muy conocida.
Hace la mezcla, contra el tiempo, como él hay muchos e inclusive bastante más jóvenes. Las estimaciones son que 20 de cada 100 trabajadores de esta rama tienen arriba de los 18 años.
NUESTRO CUERPO ES LA HERRAMIENTA
Pero en general el problema no es la escasa edad de los trabajadores, sino todo lo contrario, la inestabilidad de la “pega” como afirma Gerardo que vino de Oruro para tratar de ganar un poco más “se va en la comida, porque los albañiles debemos comer bien, sino nos enfermamos y no generamos dinero para la casa, día parado es día sin paga, nuestro cuerpo es la herramienta. Entonces tratamos de comer harto, se dio cuenta, siempre estamos de hambre, es por el trabajo pesado y hay que cuidarse de los accidentes, porque igual no te pagan si te llevan al hospital y menos te reconocen los medicamentos, son pocos contratistas que te dan, pero los constructores grandes, por eso hacen contratos para evitar las cargas sociales”.
EMPRESA FIJAN EL JORNAL
Cuando surgió la pregunta de quienes fijan el monto de sus jornales, algunos prefieren no hablar y otros anuncian que son los contratistas o caso contrario los constructores de obras grandes, en muy pocos casos de manera directa hacen sus contratos, siempre con intermediarios, en muchos casos por falta de herramientas.
PIDEN HERRAMIENTAS
“Sería bueno que el Estado nos entregue herramientas, no gratis, podríamos pagar con nuestro trabajo o quizás nos descuenten del jornal que recibimos semanalmente. Somos los menos favorecidos por los gobiernos de turno y los más explotados. Como le digo ojalá nos puedan dar herramientas y con ello incluso podemos hacer el barrio del albañil en algún terrenito”, sueña Santiago Luca que viene de Potosí y tiene que “chambear incluso los domingos “A veces me voy a la Yungas para ganar alguito más, porque tengo seis hijos y están estudiando, espero que sean mejores que yo, ojalá cambie su suerte…” (rc/m2/md)