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METRO CUADRADO (panbolivia.com) junio de 2021.- Las casas coloniales y republicanas en la ciudad de La Paz, son verdadero legado para los habitantes y que las mismas sobreviven al tiempo y destrucción de lo poco que queda en las estrechas calles que si bien cambiaron de nombre, sin embargo las viviendas, casonas o haciendas mantienen su estructura e historia por la exquisitez de su arquitectura.
Arquitectos como Juan Carlos Calderón, Jimmy Ledesma y otros dieron su vida por evitar la destrucción de la memoria de los habitantes paceños que en su momento seguramente quisieron dejar para las futuras generaciones y no se equivocaron, porque persiste sus obras y que en su momento tuvieron que sacrificar sus recursos para mostrar su tiempo, ideas, formas de vida, creaciones en la construcción, colores, formas, materiales.
Al momento, más de 25 casonas necesitan ser restauradas y que están a punto de colapsar, uno de ellas está ubicada en la calle Tiquina, que el dueño de casa no tiene la menor intención de reconstruirla, pues desde hace años se encuentra en la intemperie, seguramente esperando su destrucción al igual que el de la Ballivián y la plaza Murillo…aparentemente no hay vuelta que dar.
Las construcciones coloniales más vulnerables están en el centro histórico, en el entorno a la plaza Murillo, zona de San Sebastían, alrededor de la plaza Alonso de Mendoza, iglesia de San Francisco y sus aledaños, barrio de San Pedro, donde los constructores de departamentos ya le pusieron ojo. Lo mismo ocurre con Sopocachi y San Jorge.
REFERENCIAS DE CONSTRUCCIONES
En la Audiencia de Charcas el barroco se inicia hacia 1630, utilizando materiales mixtos tanto en iglesias, casonas, campiñas u otros, se usan arcos de medio punto de cal y canto, que refuerzan paredes de adobe, existen las diferentes.
Por lo general las cubiertas o techos son de teja sobre mortero de cal y las bóvedas se impermeabilizan con sebo. En el interior vemos capiteles, cornisas, pero sobre todo madera policromada, qué en forma de retablos, marcos de cuadros, define el Barroco.
Las viviendas son comunes y asimétricas, las entradas al patio se dan de forma lateral.
DOS TIPOS DE VIVIENDA
Existen viviendas de dos tipos: las llamadas palacios con una planta de trazado bastante regular y la vivienda común, por lo general asimétrica en su disposición. En general tienen en su interior un patio en torno al cual se distribuyen las habitaciones. Es de dos plantas.
Exteriormente tienen una portada tallada en piedra, las ventanas son protegidas con rejas, es el caso de la casa Agramont, ubicado al frente de la Cancillería de la plaza Murillo.
Una segunda, la vivienda señorial cuenta con un patio de honor con arcadas de piedra, al que se accede por un zaguán. Sobre la calle algunas tiendas y cerca del patio la bodega, cubierta con una bóveda de cañón. Una gran escalera cobijada por una elegante portada, también de piedra, da acceso al segundo piso que es la planta de honor. Entre la calle y esta portada se coloca al salón principal., como el hotel Torino o el Museo Nacional de Arte, ambos también en plaza Murillo. Otros similares se pueden apreciar en las calles Jaen y Sagárnaga.
En algunos casos en el interior corredores cerrados, iluminados con vidrios de colores que pretenden dar calor a la familia.
Algunos escritores sostienen que la arquitectura barroca adopta las líneas curvas frente a las rectas por generar aquéllas mayor dinamismo y expresividad. Las fachadas adquieren la máxima importancia pues en ella se suelen volcar los mayores empeños decorativos mediante numerosas cornisas.
Los decorativos sobre los constructivos, se puede afirmar que el estilo barroco más que un estilo de arquitectura es una forma de decoración arquitectural.
Las plantas de los templos también tienden a alejarse de las formas clásicas basadas en la línea recta, el cuadrado y la cruz y en muchas ocasiones se adoptan plantas circulares, elípticas o mixtilíneas.
El estilo barroco mestizo es la expresión más acabada del mestizaje cultural en los Andes, que se da tanto en Bolivia como en el Perú. En muchos casos, fueron los curacas, enriquecidos por la actividad comercial, quienes encargaron las portadas y los retablos a los talladores y artesanos indígenas y mestizos que se encargaron de la realización de estas obras que hasta hoy perduran y se han convertido en ícono de los paceños. (rc/md)